lunes, 25 de febrero de 2008

Los Soviets en acción

Entre el coro de insultos y falsedades dirigido contra los soviets rusos por parte de la prensa capitalista se puede escuchar una voz estridente que grita con una especie de pánico: "¡No hay gobierno en Rusia! ¡No hay organización entre los trabajadores rusos! ¡No funcionará! ¡No funcionará!".

Es la táctica de la calumnia.

Como todo auténtico socialista sabe, y como los que hemos visto la revolución rusa podemos atestiguar, existe actualmente en Moscú y en todas las ciudades y pueblos de Rusia una estructura política enormemente compleja, sostenida por la mayoría del pueblo y que funciona tan bien como ningún otro gobierno popular recién nacido ha funcionado jamás. Los trabajadores de Rusia han construido a partir de sus necesidades vitales una organización económica que está evolucionando hacia una verdadera democracia industrial.

El Estado Soviético está basado en los Soviets -o Consejos- de trabajadores y en los Soviets de campesinos. Estos Consejos -instituciones características de la Revolución Rusia- se originaron en 1905, cuando durante la primera huelga general de los trabajadores, las fábricas de Petrogrado y las organizaciones obreras enviaron delegados al Comité Central. Este Comité de Huelga fue llamado Consejo de Diputados Obreros. Convocó la segunda huelga general en el otoño de 1905, mandó organizaciones a toda Rusia y por un breve lapso de tiempo fue reconocido por el Gobierno Imperial como el interlocutor autorizado de la clase trabajadora revolucionaria rusa.

Con el fracaso de la revolución de 1905, los miembros del Consejo huyeron o fueron deportados a Siberia. Pero ese tipo de unión resultó tan sorprendentemente efectiva como órgano político que todos los partidos revolucionarios incluyeron un Consejo de Diputados Obreros en su planes para un futuro levantamiento.

En marzo de 1917, cuando ante una Rusia que brama como un océano, el zar abdicó, el Gran Duque Miguel rechazó el trono y la reclutante Duma (el seudoparlamento zarista) fue forzada a tomar las riendas del gobierno, el Consejo de Diputados Obreros renació de nuevo. En pocos días fue ampliado par incluir delegados del Ejército, pasando a llamarse Consejo de Diputados de Obreros y Soldados. Excepto Kerensky, la Duma estaba compuesta de burgueses y no tenía conexión alguna con las masas revolucionarias. La lucha había de continuar, debía restablecerse el orden, mantenerse el frente ...los miembros del Comité de la Duma no estaban en condiciones de llevar a cabo esas tareas; se vieron obligados a llamar a los representantes de los trabajadores y los soldados - en otras palabras- al Consejo. El Consejo se hizo cargo del trabajo de la revolución, de la coordinación de las actividades del pueblo, de la preservación del orden. Además asumió la tarea de asegurar la revolución contra la traición de la burguesía.

Desde el momento en que la Duma se vio forzada a apelar al Consejo, en Rusia existieron dos gobiernos, y dos gobiernos lucharon por el poder hasta noviembre de 1917, cuando los soviets, bajo el control bolchevique, derribaron a la coalición de gobierno.

Había, como he dicho, Soviets de diputados tanto obreros como soldados. Algo más tarde surgieron los soviets de Diputados Campesinos. En la mayoría de las ciudades los Soviets Obreros y Soldados se reunían juntos; también convocaban sus Congresos Panrusos conjuntamente. Los soviets de Campesinos, sin embrago, estaban dominados por elementos reaccionarios y no se unieron a los obreros y soldados hasta la revolución de Noviembre y el establecimiento del Gobierno Soviético.


¿Quiénes eran los miembros de los Soviets?

El soviet se basa directamente en los trabajadores en las fábricas y en los campesinos en los campos. Al principio los delegados de los soviets de Obreros, Soldados y Campesinos, eran elegidos de acuerdo con reglas que variaban según las necesidades y la población de las diferentes localidades. En algunos pueblos los campesinos elegían un delegado por cada cincuenta electores. Los soldados en los cuarteles tenían derecho a un cierto número de delegados por regimiento, sin consideración a su fuerza; las tropas en el frente, sin embargo, elegían a sus soviets de manera diferente. En cuanto a los trabajadores en las grandes ciudades, pronto descubrieron que los soviets eran difíciles de manejar a menos que los delegados fuesen limitados a uno cada quinientos. De la misma manera, los primeros Congresos Panrusos de los Soviets se basaron aproximadamente en un delegado por cada veinticinco mil votantes, aunque de hecho los delegados representaban circunscripciones de varios tamaños.

Hasta febrero de 1918 cualquiera podía votar delegados para los Soviets. Incluso si los burgueses hubieran organizado y solicitado representación en los Soviets, se les hubiera otorgado. Por ejemplo, durante los mandatos del Gobierno Provisional, hubo una representación burguesa en el Soviet de Petrogrado -un delegado de la Unión de Hombres Profesionales, que comprendía doctores, juristas, profesores, etc.-.

El pasado marzo la constitución de los Soviets fue desarrollada con detalle y aplicada universalmente.

Restringía el derecho de voto a:

Ciudadanos de todas las Repúblicas Socialistas Soviéticas de ambos sexos que hayan cumplido dieciocho años el día de las elecciones ...

Todos aquéllos que se ganen la vida a través del trabajo productivo y útil de la sociedad y que sean miembros de los sindicatos ...

Quedaban excluidos del derecho a voto: los que emplean fuerza de trabajo par obtener beneficio; las personas que viven de plusvalías; comerciantes y agentes privados de negocios; empresarios de comunidades religiosas; ex-miembros de la policía y de la gendarmería; la antigua dinastía reinante; los deficientes mentales; los sordomudos; y todos los condenados por delitos menores mezquinos e indignos.

En cuanto a los campesinos, cada cien de ellos en lo pueblos eligen un representante para el Soviet del Volost, o Municipio. Los Soviets de los Volost envían delegados a los Soviets del Uyezd, o condado, el cual a su vez envía delegados al Soviet del Oblast, o provincia, para el cual también se eligen delegados de los Soviets de Trabajadores de las ciudades.

El Soviet de Petrogrado de Diputados Obreros y Soldados, que operaban cuando estuve en Rusia, puede servir como ejemplo de como funcionan las unidades urbanas de gobierno en un estado Socialista.

Constaba de unos 1200 diputados, y en circunstancias normales celebraba una sesión plenaria cada dos semanas. Entretanto elegía a un Comité Ejecutivo Central de 110 miembros, proporcionalmente a los partidos, y este Comité Central añadía por invitación a delegados de los comités centrales de los sindicatos, de los comités de las fabricas y de otras organizaciones democráticas.

Junto al Soviet de la gran ciudad, existían también los Rayon, o Soviets de distrito. Estaban compuestos de diputados electos para el soviet de la ciudad por cada distrito y administraban su zona de la ciudad. Naturalmente, en algunos distritos no había fábricas y, por tanto, tampoco representación de esos distritos, ni en el Soviet de la ciudad ni en el Soviet de distrito. Pero el sistema soviético es extraordinariamente flexible, y, si los cocineros y los camareros, o los basureros, o los porteros, o los conductores de ese distrito se organizaban y solicitaban representación, se les concedían delegados.

Las elecciones de los delegados están basadas en la representación proporcional, lo que significa que los partidos políticos están representados en proporción exacta al número total de votantes de la ciudad. Y son los partidos políticos y los programas los que votan, no los candidatos. Los candidatos son designados por los comités centrales de los partido políticos, que pueden reemplazarlos por otros miembros del partido. Asimismo, los delegados no son elegidos por un plazo de tiempo determinado, sino que pueden ser revocados en cualquier momento.

Nunca antes se creó un cuerpo político más sensible y perceptivo a la voluntad popular. Esto era necesario, pues en los períodos revolucionarios, la voluntad popular cambia con gran rapidez. Por ejemplo, durante la primera semana de diciembre de 1917 hubo desfiles y manifestaciones en favor de la Asamblea Constituyente -es decir, contra el poder soviético-. Uno de esos desfiles fue tiroteado por algún Guardia Rojo irresponsable y varias personas murieron. La reacción a esa estúpida violencia fue inmediata. Más de una docena de diputados bolcheviques fueron cesados y reemplazados por mencheviques. Pasaron tres semanas antes de que el sentimiento popular se tranquilizara y los mencheviques fueran reemplazados uno a uno de nuevo por los bolcheviques.


El Estado Soviético

Al menos dos veces al año se eligen delegados de toda Rusia para el Congreso de Soviets Panruso. Teóricamente estos delegados se eligen por designación popular directa; en las provincias uno por cada 125.000 votantes; en las ciudades uno por cada 25.000; sin embargo en la práctica, son normalmente elegidos por los soviets provinciales y urbanos. Se puede convocar una sesión extraordinaria del congreso en cualquier momento, a iniciativa del Comité Central Ejecutivo Panruso, o a petición de soviets que representen un tercio de la población trabajadora de Rusia.

Este órgano, formado por unos 2.000 delegados, se reúne en la capital en forma de gran soviet y decide sobre los asuntos esenciales de la política nacional. Elige un Comité Central Ejecutivo, como el Comité Central del Soviet de Petrogrado, que invita a los delegados de los comités centrales de todas las organizaciones democráticas.

Este Comité Central Ejecutivo de los Soviets Panruso aumentado, es el parlamento de la República Rusa. Está formado por unas 350 personas. Entre los Congresos Panrusos es la autoridad suprema, pero no debe actuar al margen de las líneas dictadas por el último Congreso y es absolutamente responsable de todos sus actos ante el siguiente Congreso.

Por ejemplo, el Comité Central Ejecutivo puede, y lo hizo, ordenar que se firmara el tratado de paz con Alemania. Pero no pudo hacer que este tratado vinculara a Rusia. Sólo el Congreso Panruso tiene poder para ratificar el tratado.

El Comité Ejecutivo Central elige entre sus miembros once delegados como presidentes de comités a cargo de los diferentes departamentos del gobierno, en el lugar de los ministros. Estos delegados pueden ser destituidos en cualquier momento. Son absolutamente responsables ante el Comité Central Ejecutivo. Los delegados eligen a un Presidente. Desde que se ha constituido el Gobierno Soviético este presidente- o primer ministro- ha sido Nicolai Lenin. Si su dirección fuera insatisfactoria, Lenin podría ser destituido en cualquier momento por la delegación de las masas del pueblo ruso o en el plazo de unas pocas semanas por el propio pueblo ruso directamente.

La principal función de los soviets es la defensa y consolidación de la revolución. Expresan la voluntad política de las masas no sólo en los Congresos Panrusos, donde su autoridad es casi suprema. Esta centralización existe porque los soviets locales crean el gobierno central y no el gobierno central los soviets locales. A pesar de la autonomía local, sin embargo, los decretos del comité Central Ejecutivo y las órdenes de los delegados son válidos para todo el país, porque en la república Soviética no hay intereses sectoriales privados que servir, y la causa de la Revolución es en todas partes la misma.

Observadores mal informados, la mayoría de ellos de la intelligentsia de clase media, acostumbran a decir que están a favor de los soviets, pero contra los bolcheviques. Esto es un absurdo. Los soviets son los órganos de representación más perfecta de la clase trabajadora, eso es verdad, pero son también las armas de la dictadura del proletariado, a la que todos los partidos anti-bolcheviques se oponen encarnizadamente. Así, la disposición de la gente a adherirse a la política de la dictadura del proletariado no sólo se mide por los miembros del partido bolchevique -partido comunista, como ahora se llama-,sino también por el crecimiento y actividad de los soviets locales de Rusia.

El ejemplo más notable de esto lo encontramos entre los campesinos, que no tomaron la dirección de la revolución, y cuyo primer y casi exclusivo interés en ella fue la confiscación de las grandes fincas. Los soviets de Diputados Campesinos no tenían al principio prácticamente otra función que la solución del problema de la tierra. Fue el fracaso en la solución a este problema el que volvió la atención de la gran masa de campesinos hacia las razones sociales que había tras este fracaso - eso, unido a la propaganda continua del ala izquierda de los partidos revolucionarios Socialistas y Bolcheviques y a la vuelta a los pueblos de los soldados revolucionarios.

El partido tradicional de los campesinos es el Partido Socialista Revolucionario. La gran masa inerte de campesinos cuyo único interés era su tierra y que nunca había tenido fuerza luchadora ni iniciativa política, al principio rechazó tener algo que ver con los soviets. Sin embargo, aquellos campesinos que participaron en los soviets, pronto despertaron a la idea de la dictadura del proletariado. Y casi invariablemente ingresaron y se convirtieron en partidarios del gobierno soviético.

En el Comisariado de Agricultura de Petrogrado hay un mapa de Rusia, salpicado de alfileres rojos. Cada uno de esos alfileres representa un Soviet de Diputados Campesino. La primer vez que vi el mapa, fijado en el viejo cuartel general de los Soviets de campesinos en Fontanka, los puntos rojos se esparcían diseminados por el vasto país, y su numero no aumentaba. En los primeros ocho meses de la revolución, había volosts, uyezds, provincias enteras, de hecho, donde sólo una o dos grandes ciudades y quizá unos cuantos pueblo dispersos tenían un Soviet de campesinos. Sin embargo, después de la revolución de noviembre podías ver a toda Rusia enrojecer ante tus ojos, a medida que pueblo tras pueblo, condado tras condado, provincia tras provincia, se levantaba y formaba su Consejo de Campesinos.

En el momento de la insurrección bolchevique podría haberse elegido una Asamblea Constituyente con una mayoría anti-soviética. Un mes después esto habría sido imposible. Yo vi tres Convenciones Panrusas de Campesinos en Petrogrado. Los delegados llegaban -la gran mayoría de ellos revolucionarios socialistas del ala derecha-. Comenzaba la sesión -y siempre eran sesiones violentas- bajo la presencia de Avksentiev o Peshekhanov. En pocos días se desplazarían hacia la izquierda y serían dominados por seudo-radicales como Tchernov. Poridonova sería elegida presidenta. Entonces la minoría conservadora se escindiría y montaría una convención alternativa que en pocos días acabaría en nada. Y la mayoría enviaría delegados para unirse a los Soviets en Smolny. Esto pasó cada una de la veces.

Nunca olvidaré la Conferencia de Campesinos que tuvo lugar a finales de noviembre y cómo Tchernov luchó por el control y lo perdió, y esa maravillosa marcha de proletarios encanecidos por el polvo que marchaba hacia Smolny a través de las calles nevadas, cantando, con sus banderas rojo-sangre ondeando en el viento helado. Era noche cerrada. En los escalones de Smolny cientos de hombres trabajadores esperaban para recibir a sus hermanos campesinos, y, bajo la débil luz, las dos masas, una descendiendo y la otra ascendiendo, se fundieron rápidamente y se abrazaban, y lloraban, y aplaudían.

Los Soviets pueden aprobar decretos que supongan cambios económicos fundamentales, pero deben llevarse a cabo por las propias organizaciones populares locales.

La confiscación y distribución de la tierra, por ejemplo, se dejó en manos de los Comités de la Tierra de los Campesinos. Estos Comités de la Tierra fueron elegidos por los campesinos a propuesta del Príncipe Lvov, el primer jefe del gobierno provisional. Con respecto a la cuestión de la tierra, fue inevitable llegar a un acuerdo, según el cual, las grandes haciendas debían ser fraccionadas y distribuidas entre los campesinos. El Príncipe Lvov pidió a los campesinos que eligieran Comités de Tierra, que no sólo debían determinar sus propias necesidades agrícolas, sino también medir y hacer avalúo de las grandes fincas. Pero cuando estos comités de la Tierra intentaron funcionar, los propietarios los habían detenidos.

Cuando los Soviets tomaron el poder su primera acción fue promulgar el Decreto de la Tierra. Este Decreto no era siquiera un proyecto bolchevique, sino el programa del ala derecha (o moderada) del Partido Socialista Revolucionario, desarrollado a partir de varios centenares de peticiones de campesinos. El decreto abolió para siempre los títulos privados de la tierra o recursos naturales de Rusia y dejó a los Comité de Tierra la tarea de distribuir la tierra entre los campesinos, hasta que la Asamblea Constituyente resolviera finalmente la cuestión.

Tras la disolución de la asamblea constituyente, el decreto se hizo definitivo.

Aparte de estas pocas proposiciones generales y de una sección establecida para emigración de la población excedente en vecindarios superpoblados, los detalles de la confiscación y la distribución se dejaron enteramente a los Comités Locales de la Tierra. Kalagayev, el primer Comisario de Agricultura elaboró un detallado conjunto de reglas para guiar a los campesinos en un detallado conjunto de reglas para guiar a los campesinos en su acción. Pero Lenin, en un discurso ante el Comité central Ejecutivo, persuadió al gobierno que dejara a los campesinos llevar el asunto de una manera revolucionaria, aconsejando solamente a los campesinos pobres que se organizaran contra los campesinos ricos ("Dejad que diez campesinos pobres se enfrenten a cada campesino rico" dijo Lenin).

Por supuesto ningún campesino podía poseer su tierra, no obstante, podía tomar lo que la tierra le ofrecía y tratarlo como propiedad privada. Pero la política del gobierno, actuando a través del Comité Local de la Tierra, es desalentar esta tendencia. Los campesinos que quieren convertirse en propietarios pueden hacerlo, pero no son ayudados por el gobierno. Por el contrario, a los campesinos que cultivan cooperativamente se les dan créditos, simientes, herramientas, y formación en técnicas modernas.

Adscritos a los Comités de Tierra hay expertos en agricultura i silvicultura. Para coordinar las prácticas de los Comités Locales, se elige de entre ellos un órgano central, conocido como el Comité Principal de la Tierra, que se encuentra en la capital, en estrecho contacto con el Comisariado de Agricultura.


Cuando estalló la revolución de marzo, los propietarios y administradores de muchas plantas industriales, o bien las dejaron o fueron expulsados por los trabajadores. En las fábricas del gobierno, donde el trabajo había estado mucho tiempo a merced de burócratas irresponsables designados por el zar, se dio especialmente esta situación.

Sin directores, encargados y en muchos casos ingenieros y contables, los trabajadores se encontraban enfrentados a la alternativa de continuar trabajando o morir de hambre. Se eligió un comité, con un delgado de cada "sección" o departamento, este comité, intentó dirigir la fábrica ... Por supuesto, al principio, éste pareció un plan sin futuro. Las funciones de los diferentes departamentos podían coordinarse de ésta manera, pero la falta de formación técnica por parte de los trabajadores produjo algunos resultados grotescos.

Finalmente se celebró la reunión del comité en una de las fábricas, donde un trabajador se levantó y dijo: "Camaradas, ¿Por qué nos preocupamos? La cuestión de los técnicos expertos no es difícil. Recordad que el jefe no era un técnico experto; el jefe no sabía ingeniería, química o contabilidad. Todo lo que hacía era poseer. Cuando quería ayuda técnica, contrataba hombres que se la proporcionaran. Bien, ahora nosotros somos los jefes. ¡Contratemos ingenieros, contables, etc., que trabajen para nosotros!.

En las fábricas estatales el problema era comparativamente simple, porque la Revolución destituyó automáticamente al "jefe" y realmente nunca lo substituyó por otro. Pero cuando los Comités de Delegados de Fábrica se entendieron a las fábricas de propiedad privada, fueron duramente combatidos por los propietarios de la fábricas, la mayoría de los cuales estaban estableciendo contactos con los sindicatos.

En las fábricas privadas, además, los comités de delegados eran producto de la necesidad. Después de los tres primeros meses de la Revolución, durante los cuales la clase media y las organizaciones proletarias trabajaron juntas en una armonía utópica, los capitalistas industriales comenzaron a temer el poder creciente y la ambición de las organizaciones trabajadoras -igual que los propietarios en el campo temían al comité de la tierra y los oficiales a los comités de soldados y a los Soviets-. Durante aproximadamente la primera parte de junio, comenzó la campaña más o menos consciente de toda la burguesía para detener la revolución y descomponer las organizaciones democráticas. Empezando por los Comités de delegados de Fábrica, los propietarios industriales planeaban barrerlo todo, incluidos los soviets. El ejército estaba desorganizado, se desviaban suministros, municiones y comida, y se entregaban posiciones reales a los alemanes, como Riga; en el campo, se persuadió a los campesinos para que guardaran el grano y provocaran desórdenes que dieron a los cosacos una excusa para "restaurar la paz"; y la industria. Más importante que todo lo demás, la maquinaria y el propio funcionamiento de las fábricas fueron saboteados, el transporte aún más destrozado y las minas de carbón y metal y las fuentes de materias primas dañadas lo más posible. No se ahorraron esfuerzos para cerrar las fábricas y rendir a los trabajadores, a fin de que volvieran a someterse al viejo régimen industrial.

Los trabajadores se vieron forzados a resistir a esto. El Comité de Delegados de Fábrica reaccionó y tomó el mando. Por supuesto, al principio, los trabajadores rusos cometieron absurdos errores, como se ha dicho a todo el mundo una y otra vez. Pedían salarios imposibles, intentaron llevar a cabo procesos de manufactura técnicamente complicados sin experiencia suficiente, en algunos casos incluso pidieron al jefe que volviera bajo sus propias condiciones.

Pero tales casos son una ínfima minoría; en la mayoría de las plantas trabajadoras eran lo bastante ingeniosos como para ser capaces de llevar la industria sin los jefes.

Los propietarios intentaron falsificar los libros, ocultar pedidos; el Comité de Delegados de Fábrica se vio obligado a encontrar formas de control de los libros. Los propietario trataron de robar piezas de las máquinas; así, el comité tuvo que reglamentar que nada debía entrar o salir de la planta sin permiso. Cuando la fábrica iba a cerrar por falta de combustible, materias primas o pedidos, el Comité de Delegados de Fábrica tenía que enviar hombres a través de media Rusia a las minas, o al Cáucaso a por aceite, o a Crimea a por algodón; y los trabajadores habían de enviar delegados a vender el producto. Durante el paro de los ferrocarriles, los agentes del comité tuvieron que llegar a acuerdo con el Sindicato de Ferroviarios para el transporte de cargas. Para defenderlo contra los huelguistas, el Comité tuvo que asumir la función de contratar y relevar a trabajadores.

Así el Comité de Delegados de Fábrica fue una creación de la anarquía rusa, forzada por la necesidad de aprender cómo aprender a dirigir la industria, para que cuando llegara el momento, los trabajadores rusos pudieran asumir el control real con pocas fricciones.

Como ejemplo de la forma en que las masas trabajadoras juntas, está el asunto de las 200.000 cargas de carbón, que se sacaron de las carboneras de la flota de combate báltica en diciembre y fueron transferidas por los comités de marinos para mantener en funcionamiento las fábricas de Petrogrado durante la carestía del carbón.

La Factoría Obukhov era una planta de acero que fabricaba suministros para la Armada. El presidene del comité de Obukhov era un ruso-americano, de nombre Petrovsky, bien conocido aquí como anarquista. Una día el encargado del departamento de torpedos dijo a Petrovsky que el departamento habría de cerrar, debido a la imposibilidad de obtener ciertos pequeños tubos usados por una fábrica del otro lado del río, cuya producción se había contratado para dentro de tres meses. El cierre del departamento de torpedos significaba que 400 hombres se quedarían sin trabajo.

-"Conseguiré los tubos"- dijo Petrovsky.

Fue directo a la fábrica, donde en vez de buscar al director, se dirigió al presidente del Comité de delegados de Fábrica local.

"Camarada", dijo "si no tenemos tubos en dos días nuestro departamento de torpedos tendrá que cerrar y 400 de los chicos quedarán sin trabajo".

El presiente pidió sus libros y descubrió que tres plantas privadas cercanas habían encargado varios miles de tubos. Él y Petrovsky visitaron inmediatamente estas tres plantas y llamaron a los Presidentes de sus Comités de delegados de Fábrica. En dos de las fábricas resultó que los tubos no se necesitaban inmediatamente; y al día siguiente se entregaron los tubos a la Fábrica Obukhov, y el departamento de torpedos no cerró.

En Novgorod había una fábrica textil. Al estallar la revolución, el propietario se dijo a sí mismo, "tenemos problemas. No podremos obtener beneficios mientras esta revolución continúe. Cerremos el negocio hasta que la cosa se acabe".

Así cerró la fábrica y él, los empleados de las oficinas, los químicos, ingenieros y el director, tomaron el tren a Petrogrado. Al día siguiente los trabajadores abrieron la fábrica. Pero esos trabajadores eran quizá un poco más ignorantes que la mayoría de los trabajadores. No sabían nada de procesos técnicos de manufactura, sobre la contabilidad, dirección o venta. Eligieron un Comité de Delegados de fábrica y encontraron cierta cantidad de combustible y materias primas almacenada, dispuestas para la manufactura de tela de algodón.

No sabiendo qué se hacía con la tela de algodón una vez fabricada, primero se proveyeron en cantidad suficiente para sus familias. Después, como algunos telares estaban estropeados, enviaron a un taller de maquinaria cercano a un delegado, que propuso entregar tela a cambio de asistencia técnica. Hecho esto, llegaron a un acuerdo con la cooperativa local, para proporcionar ropa a cambio de comida. Llevaron incluso el principio del trueque al extremo de cambiar piezas de tela por combustible con los mineros de carbón de Jarkov, y por transporte con el Sindicato de Ferroviarios.

Pero finalmente saturaron el mercado local de tela de algodón y entonces chocaron con una demanda que el paño no podía satisfacer -el alquiler. Esto sucedía en los días del Gobierno Provisional, cuando aún existían propietarios. El alquiler había de pagarse con dinero. Así que cargaron un tren de tela y lo enviaron, a cargo de un delegado, a Moscú. El delegado dejó el tren en la estación y recorrió la calle. Entró en una sastrería y preguntó si el sastre necesitaba tela.

-"¿Cuánta?" - Preguntó el Sastre.

-"Un tren" - Contestó el delegado.

-"¿A qué precio?"-

-"No lo sé. ¿Cuánto pagas normalmente por la tela?".

El sastre consiguió la tela casi regalada y el delegado, que nunca había visto tanto dinero junto, volvió a Novgorod enormemente contento.

Así era como en toda Rusia los trabajadores estaban adquiriendo la formación necesaria en los fundamentos de la producción industrial e incluso la distribución, para que cuando llegara la revolución de Noviembre pudieran ocupar sus puestos en la organización del control obrero.

En junio de 1917 se celebró la primera reunión de comités de delegados. En este momento los comités apenas se habían extendido fuera de Petrogrado. Fue una reunión notable, formada por los delegados de la actual base, la mayoría de ellos bolcheviques, algunos anarco-sindicalistas; y su razón de ser era la protesta contra las tácticas de los sindicatos. En el mundo político los bolcheviques repetían que ningún socialista tenía derecho a participar en un gobierno de coalición con la burguesía. La propia reunión de delegados de comités adoptó la posición de tener la misma actitud hacia la industria.

En otras palabras, los empresarios y los trabajadores no tienen ningún interés en común; ningún trabajador con conciencia de clase puede ser miembro de una mesa de arbitraje o conciliación salvó para hacer saber a los empresarios las demandas de los trabajadores. La producción industrial ha de estar absolutamente controlada por los trabajadores.

En un primer momento los sindicatos lucharon encarnizadamente contra los Comités de Fábrica. Pero los Comités, que estaban en posición de asumir el control de la industria, consolidaron y extendieron su poder fácilmente. Muchos trabajadores podían no ver la necesidad de sindicarse, pero todos ellos veían la necesidad de participar en la elecciones del comité que controlaba sus trabajos de forma inmediata. Por otra parte los Comités de delegados reconocían el valor de los sindicatos; no se empleaba a ningún trabajador nuevo a menos que pudiera mostrar un carné de sindicato; eran los comités de delegados los que aplicaban localmente los reglamentos de los diferentes sindicatos. En este momento los sindicatos y los Comités de Fábrica trabajaban en perfecta armonía cada uno de ellos en su ámbito.

La propiedad privada de la industria no está aún abolida en Rusia. En muchas fábricas el propietario aún mantiene su título, y se le permite cierto beneficio limitado en su inversión, con la condición de que trabaje por el éxito y el aumento de la extensión de la empresa; pero se le ha quitado el control. Aquellas industrias cuyos propietarios intentan cerrar la puerta a sus trabajadores, o por el fraude o la fuerza tratan de obstaculizar las operaciones de la planta, son inmediatamente confiscadas por los trabajadores. Las condiciones, las horas y salarios de todas las industrias, de propiedad privada o estatal, son uniformes.

La razón para esta supervivencia de un semi-capitalismo en un estado proletario, reside en el pasado de la vida económica de Rusia, el estado capitalista altamente organizado circundante y la necesidad de producción industrial inmediata en Rusia, para combatir la presión de la industria extranjera.

El agente por el que el estado controla la industria, tanta el trabajo como la producción se llama Consejo de Control de Trabajadores. Este órgano central, situado en la capital está compuesto por delegados elegidos de los Consejos del Control de los Obreros locales, los cuales están formados por miembros de Comités de Delegados de Fábricas, delegados sindicales profesionales e ingenieros técnicos y expertos. Un Comité Ejecutivo Central dirige los asuntos de cada localidad, compuesto por trabajadores comunes, pero la mayoría trabajadores de otros distritos, para que sus decisiones estén libres de cualquier interés sectorial. Los consejos locales recomiendan al Consejo Panruso la confiscación de las fábricas, informan sobre las necesidades de combustible, materias primas, transporte y trabajos en sus distritos, y ayudan a los trabajadores en el aprendizaje para dirigir las diferentes industrias. El Consejo Panruso tiene autoridad para confiscar plantas y para igualar los recursos económicos de las diferentes localidades...

Si no hubiera sido por las organizaciones democráticas que existían ya antes de la revolución, no hay duda de que la revolución Rusa se habría estancado hace mucho tiempo.

La organización comercial ordinaria de distribución había sido totalmente destrozada. Sólo las sociedades cooperativas de consumidores conseguían alimentar al pueblo, y su sistema ha sido adoptado hace tiempo por los municipios, e incluso por el gobierno.

Antes de la revolución había más de veinte millones de miembros en sociedades cooperativas en Rusia. Esta es una forma muy natural para los rusos, por su parecido con la primitiva cooperación de vida rural de Rusia durante siglos.

En la fábrica Putilov, donde están empleados más de 40.000 trabajadores, la sociedad cooperativa alimentó, albergó e incluso visitó a más de 100.000 personas, proveyéndose del vestido en Inglaterra.

Es este el carácter de los rusos el que olvida la gente que piensa que Rusia no puede tener ningún gobierno porque no hay fuerza central; y cuya imagen mental de Rusia es un comité servil en Moscú, dominado por Lenin, Trotsky, y mantenido por mercenarios de la Guardia Roja.

Más bien es cierto todo lo contrario. Las organizaciones que he descrito se reproducen en casi todas las comunidades de Rusia. Y si una parte considerable de Rusia se opusiera seriamente al gobierno soviético, los Soviets no durarían ni una hora.

Marxismo y reformismo

A diferencia de los anarquistas, los marxistas admiten la lucha por las reformas, es decir, por mejoras de la situación de los trabajadores que no lesionan el poder, dejándolo como estaba, en manos de la clase dominante. Pero, a la vez, los marxistas combaten con la mayor energía a los reformistas, los cuales circunscriben directa o indirectamente los anhelos y la actividad de la clase obrera a las reformas. El reformismo es una manera que la burguesía tiene de engañar a los obreros, que seguirán siendo esclavos asalariados, pese a algunas mejoras aisladas, mientras subsista el dominio del capital.

Cuando la burguesía liberal concede reformas con una mano, siempre las retira con la otra, las reduce a la nada o las utiliza para subyugar a los obreros, para dividirlos en grupos, para eternizar la esclavitud asalariada de los trabajadores. Por eso el reformismo, incluso cuando es totalmente sincero, se transforma de hecho en un instrumento de la burguesía para corromper a los obreros y reducirlos a la impotencia. La experiencia de todos los países muestra que los obreros han salido burlados siempre que se han confiado a los reformistas.

Por el contrario, si los obreros han asimilado la doctrina de Marx, es decir, si han comprendido que es inevitable la esclavitud asalariada mientras subsista el dominio del capital, no se dejarán engañar por ninguna reforma burguesa. Comprendiendo que, al mantenerse el capitalismo, las reformas no pueden ser ni sólidas ni importantes, los obreros pugnan por obtener mejoras y las utilizan para proseguir la lucha, más tesonera, contra la escalvitud asalariada. Los reformistas pretenden dividir y engañar con algunas dádivas a los obreros, pretenden apartarlos de su lucha de clase. Los obreros, que han comprendido la falsedad del reformismo, utilizan las reformas para desarrollar y ampliar su lucha de clase.

Cuanto mayor es la influencia de los reformistas en los obreros, tanto menos fuerza tiene éstos, tanto más dependen de la burguesía y tanto más fácil le es a esta última anular con diversas artimañas el efecto de las reformas. Cuanto más independiente y profundo es el movimiento obrero, cuanto más amplio es por sus fines, más desembarazado se ve de la estrechez del reformismo y con más facilidad consiguen los obreros afianzar y utilizar ciertas mejoras.

Reformistas hay en todos los países, pues la burguesía trata por doquier de corromper de uno u otro modo a los obreros y hacer de ellos esclavos satisfechos que no piensen en destruir la escalvitud. En Rusia, los reformistas son los liquidadores, que renuncian a nuestro pasado para adormecer a los obreros con ilusiones en un partido nuevo, abierto y legal. No hace mucho, obligados por Siévernaya Pravda, los liquidadores de San Petersburgo comenzaron a defenderse de la acusación de reformismo. Es preciso detenerse a examinar con atención sus razonamientos para dejar bien clara uba cuestión de extraordinaria importancia.

No somos reformistas -escribían los liquidadores petersburgueses-, porque no hemos dicho que las reformas lo sean todo y que el objetivo final no sea nada; hemos dicho: movimiento hacia el objetivo final; hemos dicho: a través de la lucha por las reformas, hacia la realización plena de las tareas planteadas.

Veamos si esta defensa corresponde a la verdad.

Hecho primero. Resumiendo las afirmaciones de todos los liquidadores, el liquidador Sedov ha escrito que dos de "las tres ballenas" presentadas por los marxistas no sirven hoy para la agitación. Ha dejado la jornada de ocho horas, que, teóricamente, es factible como reforma. Ha suprimido o relegado precisamente lo que no cabe en el marco de las reformas. Por consiguiente, ha incurrido en el oportunismo más palmario, preconizando ni más ni menos que la política expresada por la fórmula de que el objetivo final no es nada. Eso es justamente reformismo, ya que el "objetivo final" (aunque sólo sea con relación a la democracia) se aparta bien lejos de la agitación.

Hecho segundo. La decantada conferencia de agosto (del año pasado) de los liquidadores también pospone -reservándolas para un caso especial- las reivindicaciones no reformistas, en vez de sacarlas a primer plano y colocarlas en el centro mismo de la agitación.

Hecho tercero. Al negar y rebajar "lo viejo", queriéndose desentender de ello, los liquidadores se limitan al reformismo. En las actuales circunstancias es evidente la conexión entre el reformismo y la renuncia a "lo viejo".

Hecho cuarto. El movimiento económico de los obreros provoca la ira y las alharacas de los liquidadores ("pierden los estribos", "no hacen más que amagar", etc., etc.), toda vez que se vincula con consignas que van más allá del reformismo.

¿Qué vemos en definitiva? De palabra, los liquidadores rechazan el reformismo como tal, pero de hecho lo aplican en toda la línea. Por una parte nos aseguran que para ellos las reformas no son todo, ni mucho menos; mas, por otra, siempre que los marxistas van en la práctica más allá del reformismo, se ganan las invectivas o el menosprecio de los liquidadores.

Por cierto, lo que ocurre en todos los terrenos del movimento obrero nos muestra que los marxistas, lejos de quedarse a la zaga, van muy por delante en lo que se refiere a la utilización práctica de las reformas y a la lucha por las reformas. Tomemos las elecciones a la Duma por la curia obrera: los discursos pronunciados por los diputados dentro y fuera de la Duma, la organización de periódicos obreros, el aprovechamiento de la reforma de los seguros, el sindicato metalúrgico, uno de los más importantes, etc., y veremos por doquier un predominio de los obreros marxistas sobre los liquidadores en la esfera de la labor directa, inmediata y "diaria" de agitación, organización y lucha por las reformas y su aprovechamiento.

Los marxistas realizan una labor constante sin perder una sola "posibilidad" de conseguir reformas y utilizarlas, sin censurar, antes bien apoyando y desarrollando con solicitud cualquier actividad que vaya más allá del reformismo tanto en la propaganda como en la agitación, en las acciones económicas de masas, etc. Mientras tanto, los liquidadores, que han abandonado el marxismo, no hacen con sus ataques a la existencia misma de un marxismo monolítico, con su destrucción de la disciplina marxista y con su prédica del reformismo y de la política obrera liberal más que desorganizar el movimiento obrero.

Tampoco se debe olvidar que el reformismo se manifiesta en Rusia de una forma peculiar, a saber: en la equiparación de las condiciones fundamentales de la situación política de la Rusia actual y de la Europa actual. Desde el punto de vista de un liberal, esta equiparación es legítima, pues el liberal cree y confiesa que, "gracias a Dios, tenemos Constitución". El liberal expresa los intereses de lo burguesía cuando defiende la idea de que, después del 17 de octubre, toda acción de la democracia que vaya más allá del reformismo es una locura, un crimen, un pecado, etc.

Pero precisamente estas ideas burguesas son las que ponen en práctica nuestros liquidadores, que "trasplantan" sin cesar y con regularidad (en el papel) a Rusia tanto el "partido a la vista de todos" como la "lucha por la legalidad", etc. Con otras palabras, los liquidadores preconizan, a semejanza de los liberales, el trasplante de una Constitución europea a Rusia sin reparar en el camino peculiar que condujo en Occidente a la proclamación y afianzamiento de las constituciones durante varias generaciones y, a veces, incluso siglos. Los liquidadores y los liberales quieren, como suele decirse, pescar truchas a bragas enjutas.

En Europa, el reformismo significa en la práctica renuncia al marxismo y sustitución de esta doctrina por la "política social" burguesa. En nuestro país, el reformismo de los liquidadores implica, además de eso, desmoronamiento de la organización marxista, renuncia a las tareas democráticas de la clase obrera y sustitución de éstas con una política obrera liberal.

LA GUERRA DE GUERRILLAS

I
Comencemos por el principio. ¿Cuáles son las exigencias fundamentales que todo marxista debe presentar para el análisis de la cuestión de las formas de lucha? En primer lugar, el marxismo se distingue de todas las formas primitivas del socialismo pues no liga el movimiento a una sola forma determinada de lucha. El marxismo admite las formas más diversas de lucha; además, no las "inventa", sino que generaliza, organiza y hace conscientes las formas de lucha de las clases revolucionarias que aparecen por sí mismas en el curso del movimiento. El marxismo, totalmente hostil a todas las fórmulas abstractas, a todas las recetas doctrinas, exige que se preste mucha atención a la lucha de masas en curso que, con el desarrollo del movimiento, el crecimiento de la conciencia de las masas y la agudización de las crisis económicas y políticas, engendra constantemente nuevos y cada vez más diversos métodos de defensa y ataque. Por esto, el marxismo no rechaza categóricamente ninguna forma de lucha El marxismo no se limita, en ningún caso, a las formas de lucha posibles y existentes sólo en un momento dado, admitiendo la aparición inevitable de formas de lucha nuevas, desconocidas de los militantes de un período dado, al cambiar la coyuntura social. El marxismo, en este sentido, aprende, si puede decirse así, de la práctica de las masas, lejos de pretender enseñar a las masas formas de lucha inventadas por "sistematizadores" de gabinete. Sabemos -- decía, por ejemplo, Kautsky, al examinar las formas de la revolución social -- que la próxima crisis nos traerá nuevas formas de lucha que no podemos prever ahora.

En segundo lugar, el marxismo exige que la cuestión de las formas de lucha sea enfocada históricamente. Plantear esta cuestión fuera de la situación histórica concreta significa no comprender el abecé del materialismo dialéctico. En los diversos momentos de la evolución económica, según las diferentes condiciones políticas, cultural-nacionales, costumbrales, etc., aparecen en primer plano distintas formas de lucha, y se convierten en las formas de lucha principales; y, en relación con esto, se modifican a su vez las formas de lucha secundarias, accesorias. Querer responder sí o no a propósito de un determinado procedimiento de lucha, sin examinar en detalle la situación concreta de un movimiento dado, la fase dada de su desenvolvimiento, significa abandonar completarnente la posición del marxismo.

Estos son los dos principios teóricos fundamentales que deben guiarnos. La historia del marxismo en Europa Occidental nos suministra innumerables ejemplos que confirman lo dicho. La socialdemocracia europea considera, en el momento actual, el parlamentarismo y el movimiento sindical como las principales formas de lucha; en el pasado reconocía la insurrección y está plenamente dispuesta a reconocerla en el porvenir si la situación cambia, pese a la opinión de los liberales burgueses, como los kadetes1 y los bezzaglavtsi2 rusos. La socialdemocracia negaba la huelga general en la década del 70 como panacea social, como medio para derribar de golpe a la burguesía por la vía no política, pero admite plenamente la huelga política de masa (sobre todo, después de la experiencia rusa de 1905) como uno de los procedimientos de lucha, indispensable en ciertas condiciones. La socialdemocracia, que admitía la lucha de barricadas en la década del 40 del siglo XIX, y la rechazaba, basándose en datos concretos, a fines del siglo XIX, se ha declarado plenamente dispuesta a revisar esta última opinión y a reconocer la conveniencia de la lucha de barricadas después de la experiencia de Moscú, que ha iniciado según las palabras de Kautsky, una nueva táctica de las barricadas.


II
Establecidos los principios generales del marxismo, pasemos a la revolución rusa. Recordemos el desarrollo histórico de las formas de lucha que ha hecho aparecer. Primero, las huelgas económicas de los obreros (1896-1900), después, las manifestaciones políticas de obreros y estudiantes (1901-1902), las revueltas campesinas (1902), el principio de las huelgas políticas de masas combinadas de diversos modos con las manifestaciones (Rostov 1902, las huelgas del verano de 1903, el 9 de enero de 1905), la huelga política en toda Rusia con casos locales de combates de barricadas (octubre de 1905), la lucha masiva de barricadas y la insurrección armada (diciembre de 1905), la lucha parlamentaria pacífica (abril-junio de 1906), los alzamientos militares parciales (junio de 1905-julio de 1906), las sublevaciones parciales de campesinos (otoño de 1905-otoño de 1906). Tal es el estado de cosas en el otoño de 1906, desde el punto de vista de las formas de lucha en general. La forma de lucha con que la autocracia "contesta" es el pogromo de las centurias negras, comenzando por el de Kishiniov en la primavera de 1903, y terminando por el de Siedlce en el otoño de 1906. Durante todo este período la organización de pogromos por las centurias negras y las matanzas de judíos, estudiantes, revolucionarios, obreros conscientes han ido constantemente en aumento y se han ido perfeccionando, uniéndose la violencia de la chusma sobornada a la violencia de las tropas centurionegristas, llegando hasta utilizar la artillería en aldeas y ciudades, en combinación con expediciones punitivas, trenes de represión, etc.

Tal es el fondo esencial del cuadro. Sobre este fondo se dibuja -- evidentemente como algo particular, secundario, accesorio -- el fenómeno a cuyo estudio y apreciación está consagrado el presente artículo. ¿En qué consiste este fenómeno? ¿Cuáles son sus formas? y ¿cuáles sus causas? ¿Cuándo surgió y hasta dónde se ha extendido? ¿Cuál su significación en la marcha general de la revolución? ¿Cuáles son sus relaciones con la lucha de la clase obrera, organizada y dirigida por la socialdemocracia? Estas son las cuestiones que debemos abordar ahora, después de haber bosquejado el fondo general del cuadro.

El fenómeno que nos interesa es la lucha armada. Sostienen esta lucha individuos aislados y pequeños grupos. Unos pertenecen a las organizaciones revolucionarias otros (la mayoría, en cierta parte de Rusia) no pertenecen a ninguna organización revolucionaria. La lucha armada persigue dos fines diferentes, que es preciso distinguir rigurosamente : en primer lugar, esta lucha se propone la ejecución de personas aisladas, de los jefes y subalternos de la policía y del ejército; en segundo lugar, la confiscación de fondos pertenecientes tanto al gobierno como a particulares. Parte de las sumas confiscadas va al partido, parte está consagrada especialmente al armamento y a la preparación de la insurrección, parte a la manutención de los que sostienen la lucha que caracterizamos. Las grandes expropiaciones (la del Cáucaso, de más de 200.000 rublos; la de Moscú, de 875.000 rubios) estaban destinadas precisamente a los partidos revolucionarios ante todo; las pequeñas expropiaciones sirven en primer lugar, e incluso a veces enteramente, al sostenimiento de los "expropiadores". Esta forma de lucha ha tomado un amplio desarrollo y extensión, indudablemente, tan sólo en 1906, es decir, después de la insurrección de diciembre. La agudización de la crisis política hasta llegar a la lucha armada y, sobre todo, la agravación de la miseria, del hambre y del paro en las aldeas y en las ciudades han desempeñado un importante papel entre las causas que han originado la lucha de que tratamos. El mundo de los vagabundos, el "lumpenproletariat" y los grupos anarquistas han adoptado esta forma de lucha como la forma principal y hasta exclusiva de lucha social. Como forma de lucha empleada en "respuesta" por la autocracia, hay que considerar: el estado de guerra, la movilización de nuevas tropas, los pogromos de las centurias negras (Siedlce) y los consejos de guerra.

III
El juicio habitual sobre la lucha que estamos describiendo, se reduce a lo siguiente: esto es anarquismo, blanquismo, el antiguo terrorismo, actos de individuos aislados de las masas que desmoralizan a los obreros, que apartan de ellos a los amplios círculos de la población, desorganizan el movimiento y perjudican a la revolución. En los hechos comunicados todos los días por los periódicos se encuentran, sin dificultad, ejemplos para confirmar este juicio.

Pero ¿son convincentes estos ejemplos? Para comprobarlo tomemos el hogar en que esta forma de lucha está más desarrollada: la región de Letonia. He aquí en qué términos se lamenta Nóvoie Vremia3 (del 9 y del 12 de septiembre), de la actividad de la socialdemocracia letona. El Partido Obrero Socialdemócrata Letón (sección del POSDR) publica regularmente 30.000 ejemplares de su periódico; en las columnas de anuncios de éste se publican listas de confidentes cuya supresión constituye un deber para cada hombre honrado; los que ayudan a la policía son declarados "enemigos de la revolución" y deben ser ejecutados, y, además, confiscados sus bienes; se llama a la población a no dar dinero para el Partido Socialdemócrata más que contra recibo sellado; en la última rendición de cuentas del Partido figuran, entre los 48.000 rublos de ingreso del año, 5.600 rublos de la sección de Libava para la compra de armas, procurados mediante expropiaciones. Como es natural, Nóvoie Vremia lanza rayos y centellas contra esta "legislación revolucionaria", contra este "gobierno de terror".

Nadie se atreverá a calificar de anarquismo, de blanquismo, de terrorismo, estas acciones de los socialdemócratas letones. Pero, ¿por qué? Porque en este caso es evidente la relación de la nueva forma de lucha con la insurrección que estalló en diciembre y que madura de nuevo. En lo que concierne a toda Rusia, esta relación no es tan perceptible, pero existe. La extensión de la lucha de "guerrillas", precisamente después de diciembre, su relación con la agravación de la crisis no sólo económica, sino también política, son innegables. El viejo terrorismo ruso era obra del intelectual conspirador; ahora, la lucha de guerrillas la mantiene, por regla general, el obrero combatiente o simplemente el obrero sin trabajo. Blanquismo y anarquismo se les ocurren fácilmente a gentes que gustan de los clichés, pero en la atmósfera de insurrección, que de un modo tan evidente existe en la región de Letonia, es indudable que estas etiquetas aprendidas de memoria no tienen ningún valor.

El ejemplo de los letones demuestra perfectamente que el método, tan común entre nosotros, de analizar la guerra de guerrillas al margen de las condiciones de una insurrección, es incorrecto, anticientífico y antihistórico. Hay que tener en cuenta esta atmósfera insurreccional, reflexionar sobre las particularidades del período transitorio entre los grandes actos de la insurrección, comprender qué formas de lucha surgen necesariamente como consecuencia de ello y no salir del paso con un surtido de palabras aprendidas de memoria, que son empleadas lo mismo por los kadetes y por la gente de Nóvoie Vremia : ¡anarquismo, pillaje, rufianismo!

Las operaciones de guerrillas, se dice, desorganizan nuestro trabajo. Apliquemos este razonamiento a la situación creada después de diciembre de 1905, a la época de los pogromos de las centurias negras y de la ley marcial. ¿Qué es lo que desorganiza más el movimiento en dicha época: la falta de resistencia o bien la lucha organizada de los guerrilleros? Comparad la Rusia Central con sus confines del Oeste, con Polonia y la región de Letonia. La lucha de guerrillas ha adquirido indudablemente mucha más difusión y desarrollo en esos confines occidentales. Y es no menos innegable que el movimiento revolucionario en general y el movimiento socialdemócrata en particular, están más desorgenizados en la Rusia Central que en las regiones del Oeste. Evidentemente, ni siquiera se nos ocurre la idea de deducir que si los movimientos socialdemócratas polaco y letón están menos desorganizados es gracias a la guerra de guerrillas. No. La única conclusión que se desprende de ello es que no puede imputarse a la guerra de guerrillas el estado de desorganización del movimiento obrero socialdemócrata en la Rusia de 1906.

Se invocan frecuentemente las particularidades de las condiciones nacionales, lo cual revela manifiestamente la debilidad de la argumentación corriente. Si se trata de las condiciones nacionales, es que no se trata de anarquismo, de blanquismo, de terrorismo -- pecados comunes a toda Rusia e incluso específicamente rusos --, sino de algo diferente. ¡Analizad este algo diferente de un modo concreto, señores! Veréis entonces que la opresión o el antagonismo nacionales no explican nada, pues siempre han existido en los confines occidentales, mientras que la lucha de guerrillas ha sido engendrada solamente por el período histórico actual. Hay muchos sitios en que existen la opresión y el antagonismo nacionales, pero no la lucha de guerrillas, que se desarrolla a veces sin que se dé la opresión nacional. Un análisis concreto de la cuestión muestra que no es del yugo nacional de lo que se trata, sino de las condiciones de la insurrección. La lucha de guerrillas es una forma inevitable de lucha en un momento en que el movimiento de masas ha llegado ya realmente a la insurrección y en que se producen intervalos más o menos considerables entre "grandes batallas" de la guerra civil.

No son las acciones de guerrillas las que desorganizan el movimiento, sino la debilidad del Partido, que no sabe tomar en sus manos tales acciones. Por eso, entre nosotros, los rusos, los anatemas lanzados habitualmente contra las acciones de guerrillas, coinciden con acciones de guerrillas clandestinas, accidentales, no organizadas, que realmente desorganizan al Partido. Incapaces de comprender cuáles son las condiciones históricas que engendran esta lucha, somos igualmente incapaces de contrarrestar sus aspectos perjudiciales. La lucha no por eso deja de continuarse, pues la provocan potentes factores económicos y políticos. No tenemos fuerza para suprimir estos factorcs ni esta lucha. Nuestras quejas contra la lucha de guerrillas son quejas contra la debilidad de nuestro Partido en materia de insurrección.

Lo que hemos dicho de la desorganización se aplica también a la desmoralización. No es la guerra de guerrillas lo que desmoraliza, sino el carácter inorganizado, desordenado, sin partido de las acciones de guerrillas. De esta evidentísima desmoralización no nos salvaremos ni un ápice condenando o maldiciendo las acciones de guerrillas; pues estas condenaciones y maldiciones son absolutamente impotentes para detener un fenómeno provocado por causas económicas y políticas profundas. Se nos objetará que si somos incapaces de detener un fenómeno anormal y desmoralizador, esto no es razón para que el Partido adopte procedimientos de lucha anormales y desmoralizadores. Pero tal objeción sería puramente liberal-burguesa y no marxista, pues un marxista no puede considerar en general anormales y desmoralizadoras la guerra civil o la guerra de guerrillas, como una de sus formas. Un marxista se basa en la lucha de clases y no en la paz social. En ciertos períodos de crisis económicas y políticas agudas, la lucha de clases, al desenvolverse, se transforma en guerra civil abierta, es decir, en lucha armada entre dos partes del pueblo. En tales períodos, el marxista está obligado a tomar posición por la guerra civil. Toda condenación moral de ésta es completamente inadmisible desde el punto de vista del marxismo.

En una época de guerra civil, el ideal del Partido del proletariado es un partido de combate. Esto es absolutamente incontrovertible. Estamos completamente dispuestos a conceder que, desde el punto de vista de la guerra civil se puede demostrar, y se demuestra, la inconveniencia de unas u otras formas de guerra civil en uno u otro momento. Admitimos plenamente la crítica de las diversas formas de guerra civil desde el punto de vista de la conveniencia militar y estamos incondicionalmente de acuerdo en que, en esta cuestión, el voto decisivo corresponde a los militantes activos socialdemócratas de cada localidad. Pero, en nombre de los principios del marxismo, exigimos absolutamente que nadie intente sustraerse al análisis de las condiciones de la guerra civil con frases triviales y rutinarias sobre el anarquismo, el blanquismo y el terrorismo; que no se haga de los procedimientos insensatos empleadGs en la guerra de guerrillas en un cierto momento por cierta organización del Partido Socialista Polaco, un espantajo en la cuestión de la participación de la socialdemocracia en la guerra de guerrillas en general.

El argumento de que la guerra de guerrillas desorganiza el movimiento debe ser apreciado de manera crítica. Toda forma nueva de lucha, que trae aparejada consigo nuevos peligros y nuevos sacrificios, "desorganiza", indefectiblemente, las organizaciones no preparadas para esta nueva forma de lucha. Nuestros antiguos círculos de propagandistas se desorganizaron al recurrir a los métodos de agitación. Nuestros comités se desorganizaron al recurrir a las demostraciones. En toda guerra, cualquier operación lleva un cierto desorden a las filas de los combatientes. De esto no puede deducirse que no hay que combatir. De esto es preciso deducir que hay que aprender a combatir. Y nada más.

Cuando veo a socialdemócratas que declaran arrogante y presuntuosamente: nosotros no somos anarquistas, ni ladrones, ni bandidos; estamos por encima de todo eso, rechazamos la guerra de guerrillas, me pregunto: ¿comprenden esas gentes lo que dicen? En todo el país se libran encuentros armados y choques entre el gobierno centurionegrista y la población. Es un fenómeno absolutamente inevitable en la fase actual de desarrollo de la revolución. Espontáneamente, sin organización -- y, precisamente por eso, en formas a menudo poco afortunadas y malas --, la población reacciona también mediante colisiones y ataques armados. Estoy de acuerdo en que, a causa de la debilidad o de la falta de preparación de nuestra organización, podemos renunciar, en una localidad y en un momento dado, a colocar esta lucha espontánea bajo la dirección del Partido. Estoy de acuerdo en que esta cuestión debe ser resuelta por los militantes locales activos, en que no es cosa fácil reajustar el trabajo de organizaciones débiles y no preparadas. Pero cuando veo que un teórico o que un publicista de la socialdemocracia, no lamenta esta falta de preparación, sino que repite con orgullosa suficiencia y entusiasmo narcisista las frases aprendidas en su primera juventud sobre el anarquismo, el blanquismo y el terrorismo, me causa una gran pena el ver rebajar así la doctrina más revolucionaria del mundo.

Se dice que la guerra de guerrillas aproxima al proletariado consciente a la categoría de los vagabundos borrachines y degradados. Es cierto. Pero de esto sólo se desprende que el partido del proletariado no puede nunca considerar la guerra de guerrillas como el único, ni siquiera como el principal procedimiento de lucha; que este procedimiento debe estar subordinado a los otros, debe ser proporcionado a los procedimientos esenciales de lucha, ennoblecido por la influencia educadora y organizadora del socialismo. Sin esta última condición, todos, absolutamente todos los procedimientos de lucha, en la sociedad burguesa, aproximan al proletariado a las diversas capas no proletarias, situadas por encima o por debajo de él, y, abandonados al curso espontáneo de los acontecimientos, se desgastan, se pervierten, se prostituyen. Las huelgas, abandonadas al censo espontáneo de los acontecimientos, degeneran en Alliances, en acuerdos entre obreros y patronos contra los consumidores. El parlamento degenera en un burdel, donde una banda de politicastros burgueses comercia al por mayor y al por menor con la "libertad popular", el "liberalismo", la "democracia", el republicanismo, el anticlericalismo, el socialismo y demás mercancías de fácil colocación. La prensa se transforma en alcahueta barata, en instrumento de corrupción de las masas, de adulación grosera de los bajos instintos de la muchedumbre, etc., etc. La socialdemocracia no conoce procedimientos de lucha universales que separen al proletariado con una muralla china de las capas situadas un poco más arriba o un poco más abajo de él. La socialdemocracia emplea, en diversas épocas, diversos procedimientos, rodeando siempre su aplicación de condiciones ideológicas y de organización rigurosamente determinadas*.

IV
Las formas de lucha de la revolución rusa, comparadas con las revoluciones burguesas de Europa, se distinguen por su extraordinaria variedad. Kautsky lo había previsto en parte cuando decía en 1902 que la futura revolución (tal vez con excepción de Rusia, añadía) sería no tanto una lucha del pueblo contra el gobierno, como una lucha entre dos partes del pueblo. En Rusia vemos que esta segunda lucha toma indudablemente un desarrollo más extenso que en las revoluciones burguesas de Occidente. Los enemigos de nuestra revolución son poco numerosos entre el pueblo, pero se organizan más y más a medida que la lucha se agudiza y reciben apoyo de las capas reaccionarias de la burguesía. Es, pues, completamente natural e inevitable que en una época semejante, en una época de huelgas políticas en escala nacional, la insurrección no puede adoptar la antigua forma de actos aislados, limitados a un lapso de tiempo muy breve y a una zona muy reducida. Es completamente natural e inevitable que la insurrección tome formas más elevadas y complejas de una guerra civil prolongada y que abarca a todo el país, es decir, de una lucha armada entre dos partes del pueblo. Semejante guerra no puede concebirse más que como una serie de pocas grandes batallas, separadas unas de otras por intervalos relativamente considerables y una gran cantidad de pequeños encuentros librados durante estos intervalos. Si esto es así -- y lo es sin duda --, la socialdemocracia debe sin falta plantearse la tarea de constituir organizaciones que sean lo más aptas posibles para dirigir a las masas en estas grandes batallas y, en lo posible, en estos pequeños encuentros. La socialdemocracia debe proponerse, en la época en que la lucha de clases se agudiza hasta llegar a la guerra civil, no solamente tomar parte en esta guerra civil, sino también desempeñar la función dirigente en ella. La socialdemocracia debe educar y preparar a sus organizaciones para que realmente sean capaces de actuar como una parte beligerante, no dejando pasar ninguna ocasión de asestar un golpe a las fuerzas del adversario.

Esta es -- no es posible negarlo -- una tarea difícil, que no se puede resolver de golpe. Lo mismo que todo el pueblo se reeduca y se instruye en la lucha en el curso de la guerra civil, nuestras organizaciones deben ser educadas, deben ser reorganizadas sobre la base de lo que enseña la experiencia, a fin de estar a la altura de su misión.

No tenemos la menor pretensión de imponer a los militantes activos una forma de lucha cualquiera inventada por nosotros, ni siquiera resolver, desde nuestro gabinete, la cuestión del papel que una u otra forma de guerra de guerrillas puede desempeñar en el curso general de la guerra civil en Rusia. Lejos de nosotros la idea de ver en la apreciación concreta hecha de una u otra acción de guerrillas una cuestión de tendencia en la socialdemocracia. Pero consideramos que constituye para nosotros un deber contribuir en la medida de nuestras fuerzas a la justa apreciación teórica de las formas nuevas de lucha que la vida hace aparecer; que debemos combatir sin cuartel la rutina y los prejuicios que impiden a los obreros conscientes plantear como conviene esta nueva y difícil cuestión y abordar como es debido su solución.







* Se acusa frecuentemente a los socialdemócratas bolcheviques de asumir una actitud irreflexiva y parcial frente a las acciones de guerrillas. Por esto no será superfluo recoldar que en el proyecto de resolución sobre las acciones de guerrillas (Nƒ 2 de Partinie Izvestia4 e informe de Lenin acerca del Congreso5) el sector de bolcheviques que las defiende ha puesto las condiciones siguientes para su aprobación: no son toleradas en absoluto las "expropiacioncs" de bienes privados; las "expropiacioncs" de bienes del Estado no son recomendadas; sólo son toleradas a condición de que se hagan bajo el control del Partido y de que los recursos sean destinados a las necesidades de la insurrección. Las acciones de guerrillas que revisten la forma de actos terroristas son recomendadas contra los opresores gubernamentales y los elementos activos de las "centurias negras", pero con las condiciones siguientes: 1) tener en cuenta el estado de ánimo de las grandes masas; 2) tomar en consideración las condiciones del movimiento obrero local; 3) preocuparse de no gastar inútilmente las fuerzas del proletariado. La diferencia práctica entre este proyecto y la resolución adoptada en el Congreso de Unificación6 consiste, exclusivamente, en que las "expropiaciones" de bienes del Estado no han sido admitidas.

jueves, 21 de febrero de 2008

Manifiesto feminista

La violencia de género es la primera causa de muerte en Europa para las mujeres de entre 16 y 45 años por encima incluso del cáncer de mama o los accidentes de tráfico. Este dato saca a la luz lo brutal e irreparable de un gravísimo problema social: la violencia hacia las mujeres.

No se trata de un problema surgido recientemente muy por el contrario, es una lacra de siglos. La violencia hacia la mujer es una de las más crueles expresiones de un sistema basado en la desigualdad, la opresión y la discriminación: el capitalismo. Un sistema que tradicionalmente alejaba a la mujer del proceso productivo y la relegaba a un exclusivo papel de reproducción dentro del marco familiar. De ahí que la división del trabajo haya confinado a la mujer durante siglos en el hogar. Y para justificarlo, el capitalismo, levantó toda un entramado ideológico que potenciaba la idea de que la mujer era inferior y estaba incapacitada para decidir su destino por sí misma.

Y aunque los malos tratos afectan a todas las clases sociales, el hecho de soportarlos durante años, de tardar una media de entre siete y diez años en denunciarlos, de morir a manos del maltratador tiene -y mucho- que ver con las condiciones materiales de cada mujer.

Son las mujeres de la clase trabajadora, las que trabajan de limpiadoras, de dependientas, de oficinistas, de maestras, de enfermeras, de camareras, de amas de casa... las principales víctimas del maltrato. La falta de independencia económica, de trabajo o la precariedad en el mismo, la dificultad de acceso a la vivienda o de recursos para hacerse cargo de ésta, son motivos fundamentales, que atan a las mujeres de la clase trabajadora al infierno del maltrato.

Durante mucho tiempo las mujeres trabajadoras del mundo entero han luchado para obtener el derecho al voto, al trabajo, al aborto, al divorcio... en protesta por unas pésimas condiciones de trabajo, por unos sueldos ínfimos, por la discriminación ante la ley, y contra las dictaduras militares, el fascismo y la guerra.

La lucha de las mujeres es parte de la lucha por desterrar de una vez por todas las injusticias de este sistema, que condena al hambre y la pobreza a una de cada cuatro personas en el mundo, que extiende la desigualdad social, el racismo y las guerras, sólo en beneficio de unos pocos.

Cuando desde el pensamiento único dominante se intenta desnaturalizar y asimilar a los movimientos sociales alternativos, es importante dejar claro que el 8 de Marzo es una jornada reivindicativa de las mujeres que tienen que ganarse el sustento cada día, de las amas de casa que llevan el peso de toda una familia, de las mujeres del tercer mundo que son víctimas de guerras, hambre, violaciones y torturas.

Según las últimas encuestas de población activa, cada vez el desempleo aumenta más para las mujeres que para los hombres. Dos tercios de todo el trabajo en el Estado español no están remunerados, y un 80% del mismo lo desarrollan las mujeres: todavía no se ha logrado que el trabajo del hogar -jornadas de más de ocho horas para la mayoría de las mujeres- sea considerado un trabajo y, por tanto, remunerado. Para este trabajo no hay vacaciones, ni puentes, ni fines de semana y muchas mujeres lo compatibilizan con el trabajo “fuera de casa”. El resultado es que la jornada real de trabajo de la mujer (56’7 horas/semana) es casi el doble que la del hombre (36’43 horas).

Datos recientes sitúan el desempleo femenino en el 24% frente al 12% del desempleo en los hombres. Siempre ha sido más difícil para la mujer encontrar empleo: su posible baja maternal, el tener que llevar adelante, en muchos casos, un hogar familiar, ... la convierten a los ojos de los empresarios en un trabajador “conflictivo”; no importa que según datos de la Seguridad Social las mujeres registran muchas menos bajas laborales que los hombres. El tópico está ahí y se refleja en que el número de contratos realizados a mujeres es siempre muy inferior al de los hombres.

Una vez conseguido el trabajo, no acaba la discriminación. Las mujeres perciben un salario medio inferior a un 25% al que reciben los hombres. Esta discriminación, que permanece inalterable hace años, se produce en todos los sectores de actividad y en todas las categorías profesionales, y tiene su origen principalmente en la desigual valoración del trabajo en la aplicación de los sistemas de clasificación profesional.

Además de los problemas laborales, todavía quedan batallas sociales por ganar:

El derecho al aborto libre y gratuito: todavía no hay completa libertad.
La lucha por la humanización de la mujer en los medios de comunicación: no sólo somos cuerpos, somos seres humanos, igual que los hombres.
La desigualdad en el lenguaje: la mujer desaparece de la historia en frases como “los franceses consiguieron derrocar al sangriento dictador”. ¿Y las francesas?.
Tenemos que conseguir verdaderas condenas ejemplares en casos de violencia doméstica, abusos y acoso sexual y reivindicar medidas contra los jueces que no las apliquen.
Las mujeres trabajadoras luchan por un feminismo de clase, de izquierdas. Las mujeres ricas no mueren intentando dar a luz, no necesitan guarderías gratuitas porque les sobra el dinero, y tampoco tienen porqué preocuparse de compatibilizar la casa y el trabajo, ya que muchas de ellas ni siquiera tienen que trabajar para vivir y poseen recursos suficientes para contratar un servicio doméstico.

Tenemos que tener claro que la división de la sociedad en clases y naciones y el dominio de la economía mundial por los grandes consorcios multinacionales privados es la causa del sufrimiento de la mayoría de la población.

Los problemas de la mayoría de las mujeres, la opresión que sufren, toda esta discriminación es parte de la opresión de la clase privilegiada sobre la clase trabajadora, opresión que se manifiesta más agudamente en ciertos grupos dependiendo de su sexo, color de la piel, nacionalidad, etc...

El capitalismo y el sistema de clases son la causa común de toda la injusticia, opresión y desigualdad dentro de la sociedad. Uno de los pilares fundamentales de este sistema es precisamente la división entre los distintos grupos oprimidos dentro de la clase trabajadora (mujeres-hombres, parados-empleados, inmigrantes-nativos, jóvenes-mayores…).

Usando la táctica del “divide y vencerás” consiguen que nos enfrentemos unos a otros para que no nos demos cuenta de que este sistema es el verdadero culpable. Por ello, la lucha de las mujeres por su emancipación es una lucha anticapitalista, una lucha contra el sistema patriarcal, una lucha por el socialismo.

AÚN QUEDA MUCHO POR HACER

El 70% de las personas que viven en la pobreza son mujeres.
Según las estadísticas sólo el 37% de la mujeres del mundo están económicamente activas, percibiendo las ¾ partes del salario medio masculino. Trabajando, en la mayoría de las ocasiones, como mano de obra barata.
Sin embargo, si tenemos en cuenta las actividades económicas no remuneradas (que son las que van ligadas íntimamente al desarrollo humano, como son la reproducción, el cuidado de los hijos y las hijas, los ancianos y ancianas) éstas suponen el 55% del trabajo que se hace en el mundo.
Según Naciones Unidas más de 2/3 de las 960 millones de personas analfabetas adultas de todo el mundo son mujeres.
Según la OMS cada año mueren medio millón de mujeres por causas relacionadas con el embarazo y el parto, el 99% de ellas pertenecen a los países en vías de desarrollo.
Se calcula que para el próximo año habrá casi 14 millones de mujeres seropositivas (el 50% de la población afectada), y aproximadamente, cuatro millones habrán muerto.
La circuncisión femenina que afecta entre 85 y 114 millones de mujeres y niñas en todo el mundo.
Según la economista Amartya Sen, se calcula que en el mundo “faltan” 100 millones de mujeres, porque han muerto prematuramente como causa de la discriminación y violencia.
En ciertos países se utilizan pruebas para determinar el sexo del feto; si es femenino, puede ser objeto de aborto. En Asia se llega al infanticidio femenino y se descuida la nutrición de las niñas.
Asimismo, y según Naciones Unidas, aproximadamente 1.500.000 menores, mayoritariamente niñas, se ven obligadas a ejercer la prostitución, algunas de ellas son incluso vendidas por sus propias familias.
El 80% de los 25 millones de personas refugiadas en todo el mundo son mujeres, niños y niñas.
Un tercio de los hogares del mundo están encabezados por una mujer. En América Central y en algunos países africanos la cifra alcanza el 50%.
Las mujeres sólo ocupan el 10% de los escaños parlamentarios y un 6% de los ministerios de cada país.
NO HAY SOCIALISMO SIN EMANCIPACIÓN DE LA MUJER NI EMANCIPACIÓN DE LA MUJER SIN SOCIALISMO.

viernes, 1 de febrero de 2008

Stalin y la lucha por la reforma democrática

Primera Parte

Capítulo 1º

Introducción

Este artículo destaca los intentos de José Stalin, desde los años 30 hasta su muerte, para democratizar el gobierno de la Unión Soviética.
Esta afirmación, y el artículo, sorprenderá a muchos, y escandalizará a algunos. De hecho, mi sorpresa ante los resultados de esta investigación me llevó a escribir este artículo. He sospechado durante mucho tiempo que la versión tipo "guerra fría" de la historia soviética tenía serios agujeros. Pero así todo, no estaba preparado para la magnitud de las falsedades de las que he tenido conocimiento.
Esta historia es bien conocida en Rusia, en donde el respeto e incluso la admiración de Stalin es común. Yuri Zhukov, el principal historiador ruso que avanzó el paradigma de "Stalin, demócrata", y cuyos trabajos son la mas importante fuente individual aun cuando no la única para este artículo, es una figura principal, relacionada con la Academia de Ciencias. Sus trabajos son ampliamente conocidos.
Sin embargo, esta historia, y los hechos que la apoyan, son virtualmente desconocidos fuera de Rusia, en donde el paradigma de la Guerra Fría "Stalin, malvado" domina tanto lo publicado que los trabajos aquí citados aún están escasamente nombrados.
Por ello, muchas de las fuentes secundarias usadas en el artículo, así como las fuentes secundarias, desde luego, sólo son accesibles en la lengua rusa.
Este artículo no solamente informa a los lectores de nuevos hechos, y de sus interpretaciones sobre la historia de la U.R.S.S. Es más bien un intento de llevar a los lectores no-rusos el resultado de nuevas investigaciones, basadas en los archivos soviéticos, sobre el periodo de Stalin y sobre el mismo Stalin. Los hechos discutidos en el mismo son compatibles con determinado rango de paradigmas históricos soviéticos, en la medida en que ayudan a desechar un determinado número de otras interpretaciones. Serán inaceptables por completo (e incluso escandalosos) para aquellos cuyas perspectivas políticas e históricas se basan en unas nociones erróneas y basadas en la Guerra Fría sobre el "totalitarismo" soviético y el "terror" estalinista.
La interpretación kruscheviana de Stalin como un ser hambriento de poder, traidor al legado de Lenin, se creó para que se ajustara a las necesidades de la nomenklatura del Partido Comunista en los años 50. Pero enseña parecidos muy cercanos y comparte muchas premisas con el discurso canónico sobre Stalin heredado de la Guerra Fría, que estuvo al servicio del deseo de las elites capitalistas de presentar las luchas por el comunismo, o cualquier lucha de la clase obrera por el poder, como un camino que dirige necesariamente a algún tipo de horror.
Se ajusta también a la necesidad del troskismo de argumentar que la derrota de Trotsky, el "revolucionario auténtico", sólo pudo venir de la mano de un dictador que, se supone, violó cada uno de los principios por los que lucho la Revolución. Kruschevistas, anti-comunistas de la Guerra Fría, y los paradigmas trostkistas sobre la historia soviética son similares en su dependencia de una demonización de Stalin, de su liderazgo, y de la URSS durante su mandato.
La visión sobre Stalin presentada en este ensayo es compatible con otros paradigmas históricos contradictorios. Las interpretaciones comunistas anti-revisionistas y post-maoístas de la historia soviética contemplan a Stalin como un heredero lógico y creativo del legado de Lenin, si bien fracasado en ciertos aspectos. Igualmente muchos nacionalistas rusos, que difícilmente aprobarían los logros de Stalin en tanto comunista, le respetan como el responsable de convertir a Rusia en una potencia industrial y militar. Stalin es para todos ellos una figura esencial, si bien en formas muy distintas.
Este trabajo no intenta "rehabilitar" a Stalin. Estoy de acuerdo con Yuri Zhukov cuando escribe:
"Debo sinceramente decir que me opongo a la rehabilitación de Stalin, porque me opongo a las rehabilitaciones en general. Nada ni nadie en la historia debe de ser rehabilitado, sino que debemos descubrir la verdad, y decirla. Sin embargo, desde los tiempos de Kruschev las únicas víctimas de las represiones de Stalin de las que habremos oído hablar son aquellos que tomaron parte en ellas, o que las facilitaron, y quien no se opuso a ellas". (Zhukov, KP Nov. 21 02)
Tampoco deseo yo sugerir que, en el caso de que Stalin hubiera conseguido todas las metas, los muchos y variados problemas de la construcción del socialismo y del comunismo hubieran sido resueltos.
A lo largo del periodo que este ensayo analiza, el liderazgo de Stalin se preocupó no solo de potenciar la democracia en el gobierno del estado, sino de favorecer también la democracia interna en el Partido. Este punto, importante y relacionado, requiere un estudio por separado, y no es el punto central de este ensayo. A pesar de que el concepto de "democracia" es conocido, pudiera tener un significado diferente en el contexto de un partido guiado por el centralismo democrático, formado por miembros voluntarios, que en el contexto de un gran estado de ciudadanos en el cual no pueden darse por supuestas bases de consenso político.
Este artículo se ha basado en fuentes de primera mano siempre que ha sido posible. Pero descansa mas sólidamente en los trabajos académicos de historiadores rusos que tienen acceso a documentos no publicados, ó muy recientemente publicados, de los archivos soviéticos. Muchos documentos soviéticos de gran importancia solo son accesibles a académicos con acceso privilegiado. Muchos otros permanecen completamente secuestrados y "clasificados", incluyendo mucho del archivo personal de Stalin, los materiales pre-judiciales de investigación de los procesos de Moscú de 1936-1938, los materiales de investigación sobre el affaire Tukhachevskii de 1937, y muchos otros.
Yuri Zhukov describe la situación archivística de la siguiente manera:
Con el principio de la perestroika, uno de cuyos slogans era glasnost... el archivo del Kremlin, antes cerrado a los investigadores, se liquidó. Sus contenidos empezaron a ser trasladados [a varios archivos públicos G.F.]. Este proceso comenzó, pero no se completó. Sin ninguna publicidad o explicación de ningún tipo, en 1996 los materiales más importantes y esenciales fueron reclasificados otra vez, escondidos en el archivo del Presidente de la Federación Rusa. Pronto quedaron claras las razones para esta operación a escondidas: permitió la resurrección de uno de los dos viejos y lamentables mitos (6).
Zhukov se refiere con esto a "Stalin el malvado" y "Stalin el gran líder". Solo el primero de estos mitos es familiar a los lectores de la historiografía occidental y anti-comunista. Pero ambas escuelas están bien representadas en Rusia y la Comunidad de Estados Independientes.
Uno de los libros de Zhukov, base de mucho contenido de este artículo, se titula Inoy Stalin "Un Stalin diferente", "diferente" de los mitos, más cerca de la verdad, basado en los recientemente documentos de archivo desclasificados. Su cubierta presenta una fotografía de Stalin y frente a ella, la misma fotografía en negativo: su opuesto. Solo en raras ocasiones usa Zhukov fuentes de segunda mano. En su mayoría cita documentos de archivo no publicados, o recientemente desclasificados y publicados. El cuadro que describe de la política del Politburo de 1934 a 1938 es muy diferente de todo aquello que tenga que ver con los mitos que rechaza.
Zhukov acaba su Introducción con estas palabras:
“No alardeo de haber dado final a la tarea, o de incontrovertibilidad. Intento solo una tarea, evitar puntos de vista preconcebidos, evitar los dos mitos; intentar reconstruir el pasado, una vez muy conocido, pero ahora olvidado intencionalmente, deliberadamente no nombrado, ignorado por todos.”
Siguiendo a Zhukov, este artículo también intenta mantenerse al margen de ambos mitos.
Bajo estas condiciones cualquier conclusión debe quedar como un intento. He probado a usar de una manera sensata todos los materiales, ya fueran de primera mano o secundarios. A fin de procurar no interrumpir el texto he colocado las fuentes de referencia al final de cada párrafo. He utilizado las clásicas notas numeradas a pié de página cuando he creído que se necesitaban notas mas largas y aclaratorias.
La investigación que este artículo resume tiene importantes consecuencias para aquellos de nosotros que queremos llevar adelante un análisis de clase de la historia, incluyendo la historia de la Unión Soviética.
Uno de los mejores investigadores norteamercianos del periodo de Stalin en la URSS, J. Arch Getty, ha denominado la investigación histórica realizada durante el periodo de la Guerra Fria "productos propagandísticos", "investigación" que no merece ni la crítica ni la corrección de algunas de sus partes, pero que debe de ser hecha de nuevo desde el principio (4). Coincido con Getty, pero debiera añadirse que esta investigación tendenciosa, "política" y deshonesta se sigue produciendo hoy en día.
El paradigma Guerra Fría-Khruschevita ha sido el punto de vista dominante de la historia de los "años de Stalin". La investigación que tratamos aquí puede ayudar a una aclaración de la materia, "un principio desde el mismo principio". La verdad que al final surge tendrá también un gran significado para el proyecto marxista de comprender el mundo para cambiarlo, de la construcción de una sociedad sin clases de justicia económica y social.
En la sección final del ensayo he subrayado algunas áreas para posterior investigación sugerida por los resultados del artículo.

Una nueva Constitución
En Diciembre de 1936 el 8º Congreso Extraordinario de los Soviets aprobó el borrador de la nueva constitución soviética. Convocó una votación secreta y unas elecciones abiertas. (Zhukov, Inoy 307-9)
Se admitieron candidatos no solo del Partido Bolchevique -denominado entonces Partido Comunista de la Unión (bolchevique)- sino también de otros grupos de ciudadanos, basados en la residencia, afiliación (tales como grupos religiosos), u organizaciones de empresa. Esto nunca se llevó a cabo. Nunca hubo elecciones abiertas.
Los aspectos democráticos de la Constitución se incluyeron ante la expresa insistencia de Joseph Stalin. Junto a sus más cercanos colaboradores en el Politburó del Partido Bolchevique, Stalin luchó tenazmente para mantener este proyecto (Getty, "State"). El, y ellos, cedieron sólo cuando se enfrentaron al rechazo total por parte del Comité Central del Partido, y ante el pánico que rodeó el descubrimiento de serias conspiraciones, en colaboración con el fascismo alemán y japonés para derrocar el gobierno soviético.
En Enero de 1935 el Politburó asignó el trabajo de delinear los contenidos de una nueva constitución a Avel Ynukidze (6) quien, algunos meses mas tarde, volvió con una sugerencia de elecciones abiertas. Casi inmediatamente, el 25 de Enero de 1935, Stalin expresó su desacuerdo con la propuesta de Yenukidze, insistiendo en elecciones secretas (Zhukov, Inoy 116-21).
Stalin hizo público este desacuerdo de una manera muy notoria en Marzo de 1936, durante una entrevista con el magnate de la prensa americana Roy Howard. Stalin declaró que la Constitución soviética que todas las votaciones serian secretas. El voto tendría una base de igualdad, teniendo el mismo valor el voto de un campesino que el de un obrero (7); una base territorial, como en Occidente, en vez de acuerdo con el status, como en la época zarista, o lugar de empleo.; y directo: todos los Soviets se elegirian por los ciudadanos, no por representantes indirectos. (Entrevista Stalin-Howard, Zhukov, Repressii" 5-6).
Stalin: "Adoptaremos probablemente nuestra nueva constitución a finales de este año. La comisión encargada de redactarla esta trabajando y terminará pronto su trabajo. Como ya se ha anunciado, de acuerdo con la nueva constitución, el sufragio será universal, igual, directo y secreto". (Entrevista Stalin-Howard 13).
Y lo más importante es que Stalin declaró que en todas las elecciones participarían diferentes fuerzas políticas:
“Usted ahora está confundido por el hecho de que solo un partido se presentará a las elecciones. Y no puede ver como una contienda electoral puede tener lugar en estas condiciones. Evidentemente, los candidatos serán presentados no solo por el Partido Comunista, sino por toda clase de organizaciones públicas, ajenas al Partido. Y tenemos centenares de ellas. No tenemos partidos en liza más que en la medida en que tenemos una clase capitalista en lucha con una clase trabajadora que es explotada por los capitalistas. Nuestra sociedad consiste exclusivamente de trabajadores libres del campo y de la ciudad; trabajadores, campesinos e intelectuales. Cada una de estas capas tienen sus especiales intereses y los expresan a través de las numerosas organizaciones que existen.” (13-14)
Diferentes organizaciones ciudadanas presentarían candidatos que competirían con los candidatos del Partido Comunista. Stalin declaró a Howard que los ciudadanos tacharían los nombres de todos los candidatos excepto de aquellos a quienes votaran.
También apoyó la importancia de unas elecciones en competencia para luchar contra la burocracia:
“Usted podría pensar que no se darán elecciones. Pero las habrá, y preveo campañas muy movidas. No son pocas las instituciones en nuestro país que funcionan mal. Se dan casos en que este o aquel gobierno local no son capaces de satisfacer esta o aquella de las variadas y crecientes necesidades de los trabajadores de la ciudad y del campo. ¿Ha construido una buena escuela o no? ¿Ha mejorado las condiciones de vivienda? ¿Es usted un burócrata? ¿Ha contribuido usted a hacer más eficaz nuestro trabajo y nuestras vidas mas cultivadas? Así serán los criterios con los que millones de electores medirán lo adecuado de los candidatos, rechazarán los no aptos, suprimirán sus nombres de las listas de candidatos y favorecerán y elegirán a los mejores. Si, las campañas electorales serán reñidas, y girarán en torno a numerosos y agudos problemas, sobre todo de naturaleza práctica, de primera importancia para el pueblo. Nuestro nuevo sistema electoral reforzará todas las instituciones y organizaciones y las obligará a mejorar su trabajo. El sufragio universal, igualitario, directo y secreto será un látigo en manos del pueblo contra los órganos gubernamentales que funcionen mal. En mi opinión, la nueva constitución soviética será la constitución más democrática del mundo” (15).
A partir de este punto, Stalin y los miembros del Politburó más cercanos a él, Vyacheslav Molotov y Andrei Zhadanov se declararon a favor de elecciones abiertas y secretas en todas las discusiones dentro del liderazgo del Partido. (Zhukov, Inoy, 207-10; Entrevista Stalin-Howard).
Stalin también insistió en el hecho de que muchos ciudadanos soviéticos, que habían sido privados de sus derechos, los recuperarían. Esto incluía miembros de las clases explotadoras tales como terratenientes, y aquellos que habían luchado contra los bolcheviques durante la Guerra Civil de 1918-1921, los conocidos como "guardias blancos", así como aquellos condenados por algunos crímenes (como hoy en día en los EEUU). Los grupos mas importantes y probablemente mas numerosos entre los lishentsy ("despojados") fueron dos: los "kulaks", los principales objetivos durante los movimientos por la colectivización, unos años antes, y los que habían violado la "ley de los tres oídos" (8) que habían robado propiedades estatales, a menudo cereal, a veces simplemente para evitar el hambre. (Zhukov, Inoy 187)
Estas reformas electorales hubieran sido innecesarias, excepto si la dirección estalinista quería cambiar los modos en que era gobernada la Unión Soviética. Lo que perseguían era sacar al Partido Comunista de la dirección directa de la Unión Soviética.
Durante la Revolución Rusa y los críticos años que siguieron, la URSS había sido gobernada por una jerarquía electa de "soviets" ("consejos"), del nivel local hasta el nacional, con el Soviet Supremo como la sección legislativa, el Consejo de Comisarios del Pueblo como el ejecutivo, y el Secretario de este Consejo como cabeza del Estado. Pero en realidad, a todos los niveles, la elección de estos había estado en manos del Partido bolchevique. Hubo elecciones, pero el nombramiento directo por parte de los líderes del Partido, denominada "cooptación" era también habitual. Incluso las elecciones fueron controladas por el Partido, ya que nadie podía optar a presentarse a menos que contara con la aprobación de los dirigentes del Partido.
Esto para los bolcheviques era lógico. Era la forma que la dictadura del proletariado tomaba en las condiciones históricas específicas en la Unión Soviética revolucionaria y post-revolucionaria. Bajo la Nueva Política Económica, o NEP, (9), el trabajo y las capacidades de los explotadores se necesitaron. Pero solamente en orden a ponerse al servicio de la dictadura del proletariado, del socialismo. No se permitió reconstruir las relaciones capitalistas mas allá de ciertos límites, ni recuperar poder político.
Durante los años 20 y principios de los 30 el Partido bolchevique reclutó miembros entre la clase trabajadora de forma intensa. Hacia el fin de los años 20 la mayoría de los miembros del Partido eran trabajadores y un alto porcentaje de los trabajadores estaban en el Partido. Este reclutamiento masivo y los grandes proyectos de educación política tuvieron lugar simultáneamente a las tremendas tensiones del primer Plan quinquenal, la industrialización a marchas forzadas, y la colectivización en gran medida forzada de granjas individuales, a colectivas (kolkhoz) o soviéticas (sovkhoz). La dirección bolchevique fue tan sincera en su intento de proletarizar el Partido como exitosa en los resultados (Rigby, 167-8; 184; 199).
Stalin y sus seguidores dentro del Politburó dieron determinados motivos para respaldar su voluntad de democratizar la Unión Soviética. Esas razones refuerzan la creencia de esa dirección de que un nuevo estado de socialismo se había alcanzado.
La mayor parte de los campesinos estaban en granjas colectivas. Con un descenso mensual de granjas individuales, la dirección estalinista pensó que, objetivamente, los campesinos ya no constituían una clase socio-económica independiente. Los campesinos eran más parecidos que diferentes a los trabajadores.
Stalin argumentaba que, con el rápido crecimiento de la industria soviética, y sobre todo con la clase obrera controlando el poder político a través del Partido bolchevique, la palabra "proletariado" ya no era adecuada. "Proletariado", declaró Stalin, define la clase trabajadora bajo una explotación capitalista, o trabajando bajo relaciones capitalistas de producción, tales como las existentes durante los primeros doce años de la Unión Soviética, especialmente durante la NEP. Pero una vez abolida la explotación directa de los trabajadores por los capitalistas para beneficio, la clase trabajadora no debiera de ser llamada "proletariado".
Según este punto de vista, los explotadores de trabajo ajeno ya no existían. Los trabajadores, que ahora dirigían el país en su propio interés a través del Partido Bolchevique, no eran ya el clásico proletariado. Por tanto, la "dictadura del proletariado" ya no era un concepto pertinente. Esas condiciones nuevas suponían un nuevo tipo de estado. (Zhukov, Inoy, 231; 292; Stalin, "Borrador" 800-1).

Notas
1 La versión de León Trotsky de la historia soviética precedió a la de Khruschev, y se ensambla con esta última como una especie de versión "izquierdista", a pesar de su falta de prestigio fuera de los círculos trotskistas. Tanto la versión trotskista como la khruchevista vierten una imagen extremadamente negativa de Stalin; el término "demonizar" no es ninguna exageración. Sobre Trotsky, ver McNeal.
2 El extendido uso del término "terror" para caracterizar el periodo de historia soviética desde más o menos mediados de 1937 hasta 1939-40 puede achacarse a una aceptación acrítica del tendencioso y poco fiable trabajo de 1973 "El Gran Terror". El término es tan inexacto como polémico. Ver "Fear and Belief in the URSS's Gran Terror: Response a Arrest, 1935-1939, Slavic Reviw 45 (1986), 213-214. Thurston replicó y criticó el intento de Conquest de defender el término en "On Desk-Bound Parochialism, Commonsense Perspectives, and Lousy Evidence: A Reply to Robert Conquest." Slavic Review 45 (1986), 238-244. Ver también "Social Dimensions of Stalinist Rule: Humor and Terror in the USSR, 1935-1941." de Thurston,"Social Dimensions of Stalinist Rule: Humor and Terror in the USSR, 1935-1941." Journal of Social History 24, No. 3 (1991) 541-562; Life and Terror Ch. 5, 137-163.
3 El pensamiento marxista-leninista rechaza la "democracia representativa" capitalista por constituir esencialmente una cortina de humo para el control de las élites. Muchos pensadores políticos no-marxistas están de acuerdo con ello. Por ejemplo, ver Lewis H. Lapham (editor de Harper's Magazine), "Lights, Camera, Democracy! On the conventions of a make-believe republic," Harper's Magazine, Agusto 1996, 33-38.
4 Citado por Yuri Zhukov "Zhupel Stalina", Komsomolskaia Pravda Nov. 5 2002. El profesor Getty me ha confirmado esto en un e-mail.
5 El nombre del Partido fue cambiando en 1952 a Partido Comunista de la Unión Soviética.
6 Yenukidze, un viero revolucionario, paisano georgiano y amigo de Stalin, ocupo durante largo tiempo una posición preeminente en el Gobierno soviético, y nunca ha sido relacionado con ninguno de los grupos de oposición en los años 20. En esta época estaba al mando de la Guardia del Kremlin. Al cabo de unos pocos meses fue uno de los primeros en ser denunciado como miembro de un plan para un "golpe de mano" contra el liderazgo de Stalin. Zhukov (KP, 14 de Nov. 2002) indica que esto debió de ser especialmente irritante para Stalin.
7 La II Parte, Capítulo 3, Artículo 9 de la Constitución soviética de 1924, vigente en este momento, dio a los habitantes de las ciudades una elevadísima influencia social; un delegado soviético por cada 25.000 votantes urbanos, y un delegado por cada 125.000 votantes del campo. Esto estaba de acuerdo con el muy superior apoyo al socialismo por parte de los trabajadores, y con el concepto marxista del estado como dictadura del proletariado.
8 Esto, de hecho, no es una ley, sino "una decisión del Comité Ejecutivo, y el Consejo de Comisarios Populares", y, por lo tanto, de las áreas legislativa y ejecutiva del gobierno. El hecho de que sea llamada "ley" incluso en el ámbito académico demuestra que la mayoría de los que se refieren a ella ni siquiera lo han leído. Está impreso en Tragediia Sovetskoy Derevni. Kollektivizatsiia I Raskulachivanie. Documenty I Materialy. 1927-1939. Tom 3. Konets 1930-1933 (Moscow: ROSSPEN, 2001), No. 160, pp. 453-4, y en Sobranie zakonov i rasporiazhenii Raboche-Krest'ianskogo Pravitel'stva SSSR, chast' I, 1932, pp. 583-584. Mis agradecimientos al Dr. G•bor T. Rittersporn por esta última cita.
9 Para reconstruir la economía lo más rápidamente posible tras la devastación de la Guerra Civil y la consiguiente hambruna, los bolcheviques permitieron cierto florecimiento del capital y favorecieron ciertos negocios privados, siempre bajo el control gubernamental. Es lo que se denominó la Nueva Política Económica (NEP)









Capítulo 2 º

La lucha contra la burocracia
El liderazgo estalinista también estaba preocupado por el papel del Partido en este nuevo estadio del socialismo. El mismo Stalin planteó la lucha contra el "burocratismo" con gran fuerza desde una fecha tan temprana como su Informe al 17ª Congreso del Partido en Enero de 1934. (*10). Stalin, Molótof y otros denominaron al nuevo sistema electoral un "arma contra la burocratización".
Los líderes del Partido controlaban el gobierno, tanto decidiendo quien entraba en los Soviets como ejerciendo diversas formas de fiscalización o revisión sobre lo que los ministerios hacían. Dirigiéndose al 7º Congreso de los Soviets el 6 Febrero de 1935, Molotov dijo que las elecciones secretas "golpearán con gran fuerza a los elementos burocráticos y les propinarán un util shock". El informe de Yenukidze no recomendaba, ni indicaba, elecciones secretas ni la ampliación de los derechos civiles. (Stalin, Informe al 17º Congreso del P.C.; Zhukov, Inoy 124).
Los ministros y sus gabinetes tenían que saber sobre los asuntos de los que se encargaban, si querían ser eficaces en la producción. Esto significaba educación, y también conocimientos técnicos en su campo. Pero los líderes del Partido a menudo hicieron sus carreras solamente mediante una ascensión por los escalones del Partido. No se necesitaba ningún conocimiento técnico para esta clase de ascenso. Más bien se requerían criterios políticos. Estos funcionarios del Partido ejercieron el control, pero les faltaban los conocimientos prácticos que en teoría les hubieran facilitado una buena supervisión. (Stalin-Howard Entrevista, Zhukov, Inoy, 305; Zhukov, "Represii" 6.
Esto es, en apariencia, lo que la dirección de Stalin entendía por "burocratismo". A pesar de contemplarlo como algo peligroso -en lo que coincidían con toda la corriente marxista- no lo consideraban inevitable. Más bien pensaron que podría ser derrotado modificando el papel del Partido en una sociedad socialista.
El concepto de democracia que Stalin y sus seguidores en la dirección del Partido deseaban aplicar en la Unión Soviética incluía un cambio cualitativo en el papel del Partido bolchevique en el seno de la sociedad.
Aquellos documentos que fueron puestos a disposición de los investigadores nos permiten comprender que ya hacia el fin de la década de los 30 se llevaron a cabo algunos intentos de separación entre el Partido y el Estado, y de poner límites de una forma sustancial al papel del Partido en la vida del país. (Zhukov, Tayny 8)
Stalin y los suyos continuaron la lucha contra la oposición de otros elementos en el Partido bolchevique, resueltamente, pero con cada vez menos posibilidades de victoria, hasta la muerte de Stalin en 1953. La decisión de Lavrentii Beria de continuar esta lucha parece ser la auténtica causa de su muerte a manos de Khruschev y otros, bien en forma judicial, mediante un proceso basado en acusaciones inventadas en Diciembre de 1953 , o bien -como muchas pruebas sugieren- mediante el simple asesinato, en Junio de ese mismo año.
El Artículo 3 de la Constitución de 1936 manifiesta: "En la URSS todo el poder pertenece a los trabajadores de la ciudad y del campo, representado por los Soviets de Diputados Obreros". El Partido Comunista se menciona en el Artículo 126 como " la vanguardia de la clase obrera en la lucha por reforzar y desarrollar el sistema socialista, y es el núcleo dirigente de todas las organizaciones de trabajadores, tanto estatales como públicas". En otras palabras, El Partido dirigía 'organizaciones', pero no los órganos legislativos o ejecutivos del Estado. (Constitución de 1936; Zhukov, Tayny 29-30).
Parece ser que Stalin creyó que una vez apartado el Partido del control directo sobre la sociedad, su papel debiera quedar limitado a la agitación y a la propaganda, y a la participación en la selección de cuadros. ¿Qué hubiera significado esto? Tal lo vez algo como lo siguiente.
- El Partido regresaría a su función esencial de ganar a la gente para los ideales del comunismo.
- Esto significaría el fin de las sinecuras y de los chollos, y la vuelta al estilo de trabajo duro y dedicación desprendida que caracterizó a los bolcheviques durante el zarismo, la Revolución y la Guerra Civil, el período de la NEP y el durísimo período de los planes de industrialización y colectivización. Durante estos períodos la militancia en el Partido, para la mayoría, significó trabajo duro y sacrificios, a menudo entre gente ajena al Partido, mucha de la cual era hostil a los bolcheviques. Era tarea necesaria para obtener una base real entre las masas. (Zhukov, KP Nov. 13 02; Mukhin, Ubiytvo).
Stalin insistía en que los comunistas tenían que ser gente acostumbrada al trabajo duro, cultos, capaces de hacer una contribución positiva a la producción y a la creación de la sociedad comunista. Así mismo Stalin fue un infatigable estudioso. (*11).
Resumiendo, las pruebas indican que Stalin consideraba al nuevo sistema electoral apropiado para cumplir los siguientes objetivos:
- Asegurar que la dirección de la producción y en general de la sociedad soviética estaba en manos de gente técnicamente preparada;
- Detener la degeneración del Partido bolchevique, y hacer regresar a los militantes del Partido, especialmente a sus líderes, a sus funciones primarias: protagonizar el liderazgo en lo político y en lo moral, mediante el ejemplo y la persuasión al resto de la sociedad;
- Reforzar el trabajo del Partido entre las masas;
- Ganar el apoyo de los ciudadanos para el gobierno;
- Crear las bases para una sociedad sin clases y comunista.

La derrota de Stalin
A lo largo de 1935, bajo el mandato de Andrei Vyshinski, Fiscal Jefe de la URSS, muchos ciudadanos que se habían exiliado, habían sido encarcelados y -lo más importante para nuestro propósito- privados del derecho de voto, volvieron a recuperar sus derechos. Centenares de miles de antiguos kulaks, granjeros ricos que eran la diana de la colectivización, y aquellos que habían sido encarcelados o se habían exiliado por oponerse a la colectivización de una u otra forma, fueron liberados. Vyshinski criticó duramente a la NKVD (Comisariado Popular para Asuntos Internos), incluyendo la seguridad interior, por "la cantidad de toscos errores y equivocaciones" en la deportación de casi 12.000 personas de Leningrado tras el asesinato de Kirov en Diciembre de 1934. Declaró que en adelante el NKVD no podría detener a nadie sin la previa autorización del fiscal. La población con derecho a voto aumentó en centenares de miles de personas que tenían motivos para pensar que el Estado y el Partido les había tratado injustamente (Thurston 6-9; Zhukov, KP Nov 14. 19 02 Zhukov, Inoy 187; Zhukov, "Represii" 7)
Originalmente, la intención de Stalin para la nueva Constitución no incluía elecciones con participación de todas las fuerzas políticas. Lo declaró en su entrevista con Roy Howard el 1 de Marzo de 1936. En el Pleno del Comité Central de Junio de 1937, Yakovlev -uno de los miembros del C.C. que, junto con Stalin, más había trabajado en el borrador de la nueva Constitución (Zhukov, Inoy 223)- dijo que la sugerencia de elecciones abiertas fue hecha por el mismo Stalin. Esta sugerencia parece haber encontrado con una amplia, si bien si bien no expresa, oposición por parte de los líderes regionales del Partido, los Primeros Secretarios, o la "partitocracia", como Zhukov los llama. Tras la entrevista con Howard no existió ni siquiera un apoyo nominal para la declaración de Stalin sobre elecciones abiertas en los principales periódicos, la mayoría de los cuales bajo el control directo del Politburó. Pravda publicó sólo un artículo, el 10 de Marzo, y no mencionó el tema de las elecciones.
De lo anterior deduce Zhukov:
Ésto solo podía significar una cosa. No solamente el "amplio liderazgo" (los Primeros Secretarios regionales) sino por lo menos una parte del aparato del Comité Central, la Agitprop bajo Stetskii y Tal, no aceptaron las innovaciones de Stalin, y no quisieron aprobar, ni siquiera de una manera puramente nominal, las elecciones, un peligro para muchos que, como se deducía de aquellas palabras de Stalin que Pravda subrayó, amenazaba la posición y el poder de los Primeros Secretarios, los Comités Centrales de los partidos comunistas de las nacionalidades, y los comités regionales, de ciudad, de óblast, y de áreas. (Inoy 211)
Los Secretarios del Partido mantenían los cargos, de los cuales no hubieran podido ser despojados por derrotas en cualesquiera elecciones en las que participasen. Pero el inmenso poder local del que disfrutaban procedía principalmente del control del Partido sobre cada uno de los aspectos del aparato económico y del aparato estatal: koljoses, fabricas, educación, ejército. El nuevo sistema electoral hubiera privado a estos Primeros Secretarios de sus posiciones automáticas como delegados en los Soviets, y de su posibilidad de elegir a su vez a otros delegados. Su derrota o la de "sus" candidatos (los candidatos del Partido) en las elecciones a los soviets serían, efectivamente, un referéndum sobre su labor. Un Secretario cuyos candidatos fuesen derrotados en las elecciones por candidatos no pertenecientes al Partido sería evidenciado como alguien con débiles lazos con las masas. Durante las campañas, los candidatos opositores iban a hacer con toda seguridad temas centrales de cualquier corrupción, autoritarismo o incompetencia que observaran entre los cargos del Partido. Los candidatos derrotados demostrarían tener serias debilidades como comunistas, y esto les llevaría probablemente a ser reemplazados. (Zhukov KP Nov. 13 02; Inoy 226; cf. Getty, "Excesses" 122-3)
Los líderes veteranos del Partido eran usualmente militantes con muchos años a sus espaldas, veteranos de los peligrosos días del zarismo, de la Revolución, de la Guerra Civil y de la colectivización, cuando ser comunista estaba cargado de peligros y dificultades. Muchos tenían una escasa educación académica. En contraste con Stalin, Kirov o Beria, parece que la mayoría de ellos no tenían muchas ganas o les era imposible el "rehacerse a si mismos" a través de la autoeducación. (Mukhin, Ubiystvo 37; Dimitrov 33-4; Stalin, Zastol'nye 235-6).
Todos aquellos hombres eran desde antiguo los apoyos de las políticas de Stalin. Habían llevado a cabo la dura colectivización del campesinado, durante la cual centenares de miles habían sido deportados. Durante los años 1932 y 1933 mucha gente, tal vez tres millones de personas, murieron por una hambruna que no fue responsabilidad de nadie, pero que hizo más severa para el campesinado la expropiación y la colectivización de cereal, a fin de alimentar a las ciudades, o murieron en las rebeliones armadas campesinas (que también causaron muchas víctimas entre los bolcheviques). Estos líderes del Partido habían estado al frente de la industrialización acelerada, también bajo unas duras condiciones de vivienda, insuficiente alimentación y falta de cuidados médicos, una paga escasa y pocas cosas para comprar con ese dinero. (Tauger; Anderson & Silver; Zhukov, KP Nov. 13 02).
Ahora, llegaban unas elecciones, en las cuales aquellos privados del derecho a voto por haberse posicionado en el lado equivocado de las políticas soviéticas volvían a disponer de ese derecho. Es probable que muchos temieran que esa gente votara contra sus candidatos, o contra cualquier candidato bolchevique. En ese caso, iban a ser degradados, o algo peor. Iban a conseguir algún puesto en el Partido, o -peor aún- algún trabajo. La nueva Constitución "de Stalin" garantizaba a cada soviético el derecho a un trabajo, con atención médica, pensiones, educación, etc. Pero estos hombres (prácticamente, todos eran hombres) estaban acostumbrados al poder y a los privilegios, todo ello amenazado por una derrota de sus candidatos en las elecciones. (Zhukov, KP Nov. 13 02; 1936 Const., Ch. X; cf. Getty, "Excesses" 125, sobre la importancia del sentimiento religioso en el país).

Juicios, conspiraciones, represión
Los planes para la nueva Constitución y las elecciones habían sido tratados en el Pleno del Comité Central de Junio de 1936. Los delegados aprobaron por unanimidad el borrador constitucional. Pero ninguno habló en su favor. Este fracaso en dar al menos un apoyo con la boca pequeña a una propuesta de Stalin indicaba ciertamente una "oposición latente de la dirección ampliada", una "evidente falta de compromiso" (Zhukov, Inoy 232, 236; "Repressii" 10-11).
Durante el 8 º Congreso de los Soviets de todas la Rusias, en los meses de Noviembre y Diciembre de 1936, Stalin y Molótov insistieron de nuevo en la importancia de ampliar el derecho a voto y de unas elecciones secretas y abiertas. Siguiendo el espíritu de la entrevista de Stalin con Howard, Molótov nuevamente resaltó los efectos beneficiosos, para el Partido, de permitir candidatos no comunistas a los Soviets:
Este sistema...no puede sino golpear a aquellos que han caído en el burocratismo, alienado de las masas... facilitará la promoción de nuevas fuerzas... debe potenciarse para reemplazar a los elementos mas atrasados o burocratizados (ochinovnivshimsya). Bajo esa nueva forma de elecciones, es posible la elección de elementos enemigos. Pero incluso este peligro, en último término, debe de servirnos, en tanto en cuanto servirá de látigo para aquellas organizaciones que lo necesiten, y para los trabajadores (del Partido) que se han quedado dormidos. (Zhukov, "Repressii" 15).
El mismo Stalin fue más allá:
Algunos dicen que esto es peligroso, ya que los elementos hostiles al poder soviético podrían fisgar a los niveles más altos, algunos de los antiguos guardias blancos, kulaks, sacerdotes, etc. Pero realmente ¿que hay que temer? 'Si tienes miedo de los lobos, no camines por el bosque'. Por un lado, no todos los antiguos kulaks, guardias blancos y curas son hostiles al poder soviético. Por otro, si el pueblo elige aquí o allí fuerzas hostiles, esto significará que nuestro trabajo de agitación está pobremente organizado, y que hemos merecido esta desgracia. (Zhukov, Inoy 293; Stalin, "Proyecto").
Nuevamente, los Secretarios primeros demostraron una tácita hostilidad. El Pleno del Comité Central de Diciembre de 1936, cuyas sesiones se solaparon con las del Congreso, se reunió el 4 de Diciembre. Pero no hubo ninguna discusión del primer punto en el orden del día, el borrador de la Constitución. El informe de Yezhov, "Sobre las organizaciones antisoviéticas de derecha y troskistas" estaba mucho más cerca de las preocupaciones de los miembros del Comité Central. . ("Fragmenty" 4-5; Zhukov, Inoy 310-11).
El 5 de Diciembre de 1936 el Congreso aprobó el borrador de la nueva Constitución. Pero no existió realmente discusión. Por el contrario, los delegados (líderes del Partido) enfatizaron las amenazas de los enemigos exteriores e interiores. Más que discursos de aprobación de la Constitución, (tema principal sobre el que informó Stalin) los delegados Molótov, Zhdanov, Litvinov y Vyshinski lo ignoraron virtualmente. Se nombró una comisión para el posterior estudio del borrador constitucional, sin decidir nada sobre elecciones abiertas. (Zhukov, Inoy 294; 298; 309).
La situación era efectivamente muy tensa. La victoria de los fascistas en la Guerra civil española era solo cuestión de tiempo. La Unión Soviética estaba rodeada de potencias hostiles. En la segunda mitad de la década de los años 30 absolutamente todos esos países eran regímenes abiertamente autoritarios, militaristas, anti-comunistas y anti-soviéticos. En Octubre de 1936 Finlandia hizo fuego hacia la frontera soviética. Ese mismo mes se forma el eje Berlin-Roma por Hitler y Mussolini. Un mes más tarde, Japón se une a la Alemania nazi y a la fascista Italia para formar el Pacto Anti-Komitern. Los esfuerzos soviéticos para formar alianzas militares contra la Alemania nazi encontró el rechazo de las capitales occidentales. (Zhukov, Inoy 285-309).
Mientras el Congreso trataba la nueva Constitución, la dirección soviética estaba a caballo de los dos principales juicios de Moscú. Zinoviev y Kamenev fueron juzgados junto a otros en Agosto de 1936. El segundo juicio, en Enero de 1937, afectaba a algunos de los principales seguidores de Trotsky, dirigidos por Yuri Piatakov, que hasta hacía poco fue el Comisario delegado de Industria Pesada. [*12].
El Pleno del Comité Central de Febrero-Marzo de 1937 puso de manifiesto las contradicciones dentro de la dirección del Partido: la lucha contra los enemigos internos, y la necesidad de preparar elecciones abiertas y secretas bajo la nueva Constitución para finales de año. El descubrimiento paulatino de más y más grupos conspirando para derrocar el gobierno soviético demandó acciones policiales. Pero la preparación de elecciones auténticamente democráticas, y la mejora en la democracia interior del Partido (tema continuamente apoyado por los mas cercanos a Stalin dentro del Politburó) requería precisamente lo contrario: apertura a la crítica y a la autocrítica, elecciones secretas de los líderes del Partido, y poner fin a la "cooptación" por parte de los Secretarios primeros.
Este Pleno, el más largo en la historia de la URSS, se prolongó dos semanas. Pero casi nada se supo de ello hasta 1992, cuando la voluminosa transcripción del Pleno empezó a publicarse en Voprosy Istorii, publicación que le llevó a este periódico cuatro años.
El informe de Yezhov respecto a continuar las investigaciones sobre las conspiraciones en el país fue diluido por Nikolai Bukharin, quien, mediante elocuentes intentos de confesar pasadas fechorías, se distanciaba de sus antiguos asociados, asegurando su actual lealtad, que sólo sirvió para culparse él mismo posteriormente. (Thurston, 40-42; Getty y Naumov lo confirman.563).
Tres días mas tarde, Zhadanov habló sobre la necesidad de una mayor democracia tanto en el país como en el Partido, invocando la lucha contra la burocracia y la necesidad de lazos mas fuertes con las masas, tanto del Partido como de fuera del Partido.
El nuevo sistema electoral dará un poderoso impulso hacia la mejora en el trabajo de los organismos soviéticos, la liquidación de instituciones burocráticas, la eliminación de defectos burocráticos y la deformación en el trabajo de las organizaciones soviéticas. Esos defectos, como usted sabe, son muy importantes. Los organismos de nuestro Partido deben estar preparados para la lucha electoral. En las elecciones tendremos que tratar con la agitación de los enemigos y con candidatos enemigos. (Zhukov, Inoy 343).
No hay ninguna duda, como portavoz de la dirección estalinista, preveía contiendas electorales con candidatos no pertenecientes al Partido y opuestos a los procesos que se daban en la Unión Soviética. Este hecho por si mismo es totalmente incompatible con las versiones de la Guerra Fría y con las explicaciones khruschovistas.
Zhdanov también recalcó durante largo tiempo la necesidad de desarrollar normas democráticas dentro del mismo Partido bolchevique.
"Si queremos ganarnos el respeto de los trabajadores soviéticos y del Partido a nuestras leyes, de las masas a la Constitución soviética, debemos garantizar la reestructuración (perestroika) del Partido sobre la base del total establecimiento de las bases de la democracia interna, como se refleja en los reglamentos de nuestro Partido."
Enumeró a continuación las medidas esenciales, ya contenidas en el proyecto de resolución en su informe: la eliminación de la cooptación, la prohibición de las votaciones a mano alzada; garantizar "el derecho ilimitado de los miembros del Partido de apartar a los candidatos elegidos y el derecho ilimitado para criticar a estos candidatos". (Zhukov, Inoy 345)
Pero el informe de Zhdanov se hundió entre las discusiones de otros puntos del orden del día, principalmente discusiones sobre los "enemigos". Cierto número de Primeros secretarios respondieron alarmados que se preparaban o se suponía que se preparaban para las elecciones soviéticas eran contrarios al poder soviético: social-revolucionarios, el sacerdocio, y otros "enemigos". [*13]
Molótov replicó con una aportación resaltando, una vez más, "el desarrollo y el reforzamiento de la autocrítica", y se opuso directamente a la "búsqueda de enemigos":
"No tiene sentido buscar culpables, camaradas. Si lo preferimos, todos somos culpables, empezando por lo órganos centrales del Partido y acabado con las organizaciones de base". (Zhukov, Inoy 349)
Pero las intervenciones posteriores ignoraron su informe, y continuaron machacando con la "búsqueda de enemigos", de denunciar a los "saboteadores", y la lucha contra el "sabotaje". (352). Cuando volvió a intervenir, Molótov se asombró de que no se hubiera prestado al fondo de su intervención, que volvió a repetir, tras resumir lo que se estaba haciendo contra los enemigos internos.
El discurso de Stalin del 3 de Marzo estuvo también dividido en dos partes, volviendo hacia el final a la necesidad de mejorar el trabajo del Partido, suprimiendo a los incapaces y reemplazándolos con nuevos camaradas. Como el de Molótov, el discurso de Stalin fue virtualmente ignorado.
Desde el principio de las discusiones los temas de Stalin fueron comprensibles. Parecía estar rodeado de una pared sorda de incomprensión, de la falta de voluntad de los miembros del Comité Central, que oyeron en el informe sólo lo que querían oír, y discutir sólo lo que querían discutir. De las 24 personas que participaron en las discusiones, 15 hablaron principalmente sobre "los enemigos del pueblo", es decir, los troskistas. Hablaron con convicción, con agresividad, como lo hicieron tras los informes de Zhdavon y Molótov. Redujeron todos los problemas a uno: la necesaria búsqueda de "enemigos". Y ninguno recogió el principal punto de Stalin, sobre el mal funcionamiento del trabajo en las organizaciones del Partido y la preparación para las elecciones del Soviet supremo. (Zhukov, Inoy, 357)








Notas
*11 Esto no es comúnmente conocido, ni su significado comprendido. Nuestra opinión sobre Stalin ha sido muy moldeada por aquellos que le odiaron (McNeal 87). Stalin fué un excelente estudiante en el seminario de Iblisi (Georgia) donde su madre le había enviado. Dedicando su vida desde sus años de adolescencia al movimiento revolucionario de la clase obrera, nunca tuvo oportunidades para una educación superior. Pero era muy inteligente y un voraz lector cuyo aprendizaje oscilaba desde la filosofía hasta cuestiones técnicas como la metalurgia. Los registros de la época dan fe de su atención a los detalles y profundo conocimiento de muchas áreas técnicas. Un académico ruso que ha estudiado la biblioteca de Stalin ofrece unas cifras impresionantes: 20.000 volúmenes en la dacha tras la guerra; muchos de los 5.500 trasladados al Instituto de Marxismo-Leninismo tras su muerte está anotados y subrayados (Ilizarov). Roy Medvedev, que odia a Stalin, admite a regañadientes las considerables lecturas de Stalin (Medvedev, "Lichnaia").
Muchas de los colaboradores más cercanos que escogió reflejan esta misma tendencia a la superación personal. Sergei Kirov, el líder del Partido en Leningrado y estrecho aliado de Stalin que fue asesinado en 1934, destacó por su amplias lecturas literarias (Kirlina 175). "Cuando Kirov fue asesinado, los investigadores fotografiaron todo lo que pudiera ayudar a la investigación, incluyendo la superficie de su mesa de trabajo. A su derecha estaba un manual de ingeniería de Hutte, a la izquierda un montón de publicaciones científicas y técnicas, leyéndose en el título superior "Combustible Shale". Efectivamente, era muy amplia la esfera de intereses de este trabajador del Partido, como lo era la de Stalin. (Mukhin Ubiystvo 625)
En 1924 Lavrenty Beria, tras varios años de trabajo revolucionario y clandestino muy peligroso, parte del cual era la infiltración en los grupos violentos de anti-comunistas caucásicos, escribió su currículum en el Partido. El propósito de enumerar sus méritos era una petición, no para un trabajo cómodo, como pedían la mayoría de "viejos bolcheviques", sino que fuera permitida su vuelta a sus estudios de ingeniería, para poder contribuir así a la construcción de una sociedad comunista. (Beria: Konets Kar'ery, 320-325)
*12 Thurston, en los Capítulos 2 hasta el 4, es el mejor resumen, en los primeros años 90, de las pruebas relacionadas con los juicios de Moscú. Este artículo no tratará directamente de estos juicios, ni del juicio y ejecución del mariscal Tukhachevsky y otros líderes militares en Junio de 1937, o sobre las relaciones entre todas las conspiraciones antisoviéticas en esos juicios alegadas. Como aclaran los documentos de los archivos soviéticos, Stalin y otros dirigentes soviéticos estaban convencidos de que las conspiraciones existían, y de que las acusaciones en los juicios de Moscú, incluyendo aquellas contra líderes militares, eran, al menos en su mayor parte, acertadas.
*13 Getty subraya que los miembros del Comité Central rehusaron responder al discurso de Zhdanov, llevando la confusión al secretario Andreev. ("Excesos" 124). Zhukov pone menos énfasis en esto, ya que Eikhe y otros primeros secretarios respondieron en la siguiente sesión, destacando la lucha contra "los enemigos". (Inoy 345).






Capítulo 3º

En su discurso final del 5 de Marzo, el día final del Pleno, Stalin minimizó la necesidad de descubrir enemigos, incluso trotskistas, muchos de los cuales, según dijo, habían regresado al Partido. Su punto principal fue la necesidad de impedir a los funcionarios del Partido dirigir todos y cada uno de los aspectos económicos, combatir la burocracia, y elevar el nivel político. En otras palabras, Stalín apostó por elevar el nivel de crítica a los secretarios.
"Algunos camaradas entre nosotros piensan que si ellos son Narkom (Comisario Popular), saben todo lo que hay que saber. Piensan que el grado, por si mismo, garantiza grandes e inagotables conocimientos. O bien piensan: "si soy un miembro del Comité Central, no lo soy por accidente, luego significa que sé todo". Eso no es así. (Stalin, Zakliuchitel'noe; Zhukov, Inoy 360-1)
Algo que sonaba amenazante para todos los dirigentes del Partido, incluyendo a los primeros secretarios, es la afirmación de Stalin de que deberían elegir dos cuadros que les sustituyeran, mientras asistían a un curso de educación política de seis meses de duración, que se implantarían muy pronto. Esa sustitución era peligrosa para los secretarios del Partido, que temían que durante ese espacio de tiempo fuesen destinados a otro lugar, rompiendo así la estructura de su "clan" (otros dirigentes a su servicio), una causa principal de burocracia. (Zhukov, Inoy 362).
Thurston define el discurso de Stalin como "notablemente suave", apoyando "la necesidad de aprender de las masas, y prestar atención a las críticas de abajo". Incluso la resolución basada en el informe de Stalin tocaba sólo levemente el tema de los "enemigos", y trataba principalmente de fallos en la organización del Partido y en su dirección. Según Zhukov, que menciona esta resolución no publicada, ni uno sólo de sus 25 puntos estaba relacionado principalmente con los "enemigos". (Thurston, 48-9; Zhukov, Inoy 362-4)14
Tras el Pleno, los Primeros Secretarios protagonizaron virtualmente una rebelión. Primero Stalin, y más tarde el Politburó, emitieron mensajes recordando la necesidad de efectuar votaciones secretas en el seno del Partido, oponerse a las conductas de cooptación favoreciendo las elecciones, y la necesidad de generalizar la democracia interna en el Partido. Los primeros secretarios siguieron haciendo las cosas al viejo estilo, independientemente de las resoluciones del Pleno.
En los meses siguientes, Stalin y sus más próximos intentaron que la caza de los "enemigos" no fuera el foco principal, la principal preocupación de los miembros del Comité Central, insistiendo en la lucha contra la burocracia en el Partido, y en preparar las elecciones al Soviet. Mientras "los líderes locales del Partido hicieron todo lo que la disciplina del Partido les permitía, y a veces más, para suspender o retrasar las elecciones". (Getty, "Excesses" 126; Zhukov, Inoy 367-71)
El súbito descubrimiento en Abril, Mayo y principios de Junio de 1937 de lo que aparentemente era un extenso complot militar y policial hizo que el pánico cundiese en el gobierno de Stalin. Genrikh Yagoda, director de la seguridad y Ministro de Asuntos Interiores, fue arrestado a finales de Marzo de 1937, y empezó a confesar en Abril. En Mayo y principios de Junio de 1937, militares de alto rango confesaron su conjura con el alto mando alemán para derrotar al Ejército Rojo en el caso de una invasión por parte de Alemania y de sus aliados, y sus relaciones conspirativas con políticos, incluídos muchos que ocupaban aún posiciones destacadas. (Getty, "Excesses" 115, 135; Thurston, 70, 90, 101-2; Genrikh IAgoda)15
Esta situación era mucho mas seria que cualquiera en momentos anteriores. Durante los juicios de Moscú de 1936 y 1937 el gobierno se tomó tiempo para preparar los procesos y organizar unos juicios públicos dotados de la máxima publicidad. Pero la conjura militar fue tratada de forma muy diferente. Poco más de tres semanas transcurrieron desde la fecha de la detención de Mikhail Tukhachevsky a finales de Mayo hasta el juicio y ejecución de este y de otros siete militares de alta graduación los días 11 y 12 de Junio. Durante este periodo, centenares de militares de alta graduación fueron requeridos en Moscú para escuchar las pruebas contra sus colegas -sus superiores, para la mayoría de ellos- y para escuchar los alarmantes análisis de Stalin y del Mariscal Voroshilov, Comisario del Pueblo para la Defensa, y el militar de más alta graduación del país.
En las fechas del Pleno, febrero o marzo, ni Yagoda ni Tukhachevsky habían sido aún arrestados. Stalin y el Politburó tenían como objetivo que la Constitución fuera el punto principal de su agenda, y se pusieron a la defensiva ante el hecho de que la mayoría de los miembros del Comité Central ignoraran este punto, prefiriendo insistir en la batalla contra los "enemigos". El Politburó planeó que las reformas constitucionales fueran también el punto esencial del siguiente pleno a celebrar en Junio de 1937. Pero la situación en Junio era muy diferente. El descubrimiento de complots en la cúpula del NKVD y muchos destacados líderes militares para derribar el gobierno y matar a sus dirigentes, cambió por completo la atmósfera política.
Stalin se colocó a la defensiva. En su discurso del 2 de Junio a la sesión ampliada del Soviet del Ejército (reunido del 1 al 4 de Junio), describió la serie de conspiraciones recientemente [16] descubiertas como "limitadas", y afrontadas en forma ampliamente exitosa. También en el Pleno de Febrero-Marzo, él y sus apoyos en el Politburó minimizaron las exageradas preocupaciones de los primeros secretarios sobre los "enemigos internos". Pero, como Zhukov subraya, la situación "lenta, pero decisivamente, se iba de las manos (de Stalin)". (Stalin, "Vystuplenie"; Zhukov, Inoy Ch. 16, passim; 411).
El pleno del Comité Central de Junio de 1937 (17) empezó con propuestas de exclusión, en primer lugar, de siete miembros del Comité Central y candidatos por "falta de confianza política", y después con la de otros 19 miembros y candidatos por "traición y actividad contrarrevolucionaria". Estos últimos diecinueve fueron arrestados por el NKVD incluyendo los diez miembros expulsados por parecidas acusaciones antes del pleno por un grupo de miembros del Comité Central (incluyendo los mandos militares ya juzgados, culpados y ejecutados), significaba que 36 de los 120 miembros y suplentes del Comité Central habían sido destituidos antes del 1 de Mayo.
Yakovlev y Molótov criticaron el fracaso de los dirigentes del Partido en organizar elecciones independientes a los Soviets. Molótov apoyó incluso la medida de apartar del camino a revolucionarios distinguidos si no estuviesen preparados para las tareas del momento. Insistió en que los dirigentes de los Soviets no eran "trabajadores de segunda fila". Evidentemente, los dirigentes del Partido les estaban tratando como tales.
Yakovlev expuso y criticó el fracaso de los primeros Secretarios a la hora de efectuar elecciones secretas para los puestos del Partido, apoyándose por el contrario en los nombramientos ("cooptación"). Destacó el hecho de que los miembros del Partido que fueran elegidos delegados en los Soviets no estuvieran bajo la disciplina de grupos del Partido, fuera de los Soviets, que les dijesen como tenían que votar. Que su voto no fuera el que les indicaran sus superiores en el Partido, tales como los Primeros Secretarios. Tenían que ser independientes de ellos. Y Yakovlev se refirió en los más duros términos a la necesidad de "reclutar de la muy rica reserva de nuevos cuadros para reemplazar a aquellos que se han corrompido o burocratizado". Todas estas afirmaciones constituyen un ataque explícito a los primeros secretarios. (Zhukov, Inoy 424-7; Tayny, 39-40, citando documentos de archivo).
La Constitución fue finalmente contemplada, y la fecha de las primeras elecciones se fijó para el 12 de Diciembre de 1937. Los dirigentes cercanos a Stalin nuevamente expusieron las ventajas de la lucha contra la burocracia y de crear lazos con las masas. Sin embargo -una vez más- todo esto fue posterior a la igualmente expulsión sumaria y sin precedentes de los 26 miembros del Comité Central, 19 de los cuales fueron acusados directamente de traición y actividades contrarrevolucionarias. (Zhukov, Inoy 430)
Tal vez lo más revelador sea el siguiente comentario de Stalin, comentado por Zhukov:
"Finalizando las discusiones, cuando el tema era la búsqueda de un método de contar papeletas mas fiable, [Stalin] comentó que en Occidente, gracias a un sistema multipartidista, este problema no existía. Inmediatamente después, murmuró una frase que sonó muy extrañamente en un encuentro de ese tipo: "Nosotros no tenemos partidos políticos diferentes. Afortunadamente o desgraciadamente, tenemos solo un partido." [Subrayado por Zhukov]. Para pasar a proponer, aún cuando sólo provisionalmente, utilizar para el recuento y supervisión a miembros de todas las organizaciones sociales existentes, menos las del Partido Bolchevique... El desafío a la autocracia en el Partido estaba planteado. ( Zhukov, Inoy 430-1; Tayny 38).
El Partido Bolchevique sufría una severa crisis, y era imposible suponer que las cosas se desarrollaran con suavidad. Era la peor situación posible para organizar unas elecciones democráticas (secretas, universales, abiertas). El plan de Stalin de reformar el gobierno soviético y el papel en ello del Partido Bolchevique estaba condenado.

Finalizando el Pleno, Robert Eikhe, Primer Secretario de la región del Krai, Oeste Siberiano, se reunió privadamente con Stalin. Posteriormente otros Primeros Secretarios se reunieron con él. Probablemente, pedían los poderes que muy poco después obtuvieron: la autorización de formar troikas, grupos de tres dirigentes, para combatir la posibilidad de conjuras extendidas contra el gobierno soviético en sus regiones.[18] Estas troikas recibieron el poder de ejecución sin apelación. Se exigieron límites en el número de ejecutados y prisioneros basándose en el poder de estas troikas, y fueron concedidos. Cuando esos límites estaban agotados, los Primeros Secretarios pidieron, y recibieron, límites superiores. Zhukov piensa que Eihke podía estar representando a un grupo informal de Primeros Secretarios. (Getty, "Excesses" 129; Zhukov, Inoy 435)

¿Quienes fueron los objetivos de estos draconianos juicios a cargo de esas troikas? Zhukov piensa que deben haber sido los lishentsy, aquellos cuyos derechos de ciudadanía, incluyendo el derecho a voto, habían sido recientemente restaurados, y cuyos votos planteaban potencialmente el peligro mayor para la continuidad en el poder de los Primeros Secretarios. Zhukov descarta ampliamente la existencia de conspiraciones reales. Pero los documentos de archivo recientemente publicados en Rusia evidencian que, como mínimo, la dirección central estaba continuamente recibiendo verosímiles informes de conspiraciones, incluyendo transcripciones de confesiones. Ciertamente que Stalin y otros en Moscú creyeron en la existencia de estas conspiraciones. Mi opinión a este respecto, es que al menos algunas de las conspiraciones existieron de hecho, y que los Primeros Secretarios creían en ellas. (Zhukov, KP Nov. 13 02; Inoy, Ch. 18; "Repressii" 23; Lubianka B).

Otra hipótesis es que cualquiera que estuviera o hubiese estado relacionado con cualquier clase de movimiento de oposición era clemente contemplado como "enemigo", y sujeto a detención e interrogatorio por parte de la NKVD, uno de cuyos miembros era siempre parte de la troika. Otro grupo eran aquellos que expresaron abiertamente desconfianza u odio hacia el sistema soviético en su conjunto. Thurston cita pruebas de que tales individuos eran a menudo inmediatamente arrestados. Sin embargo, aquellos que manifestaban críticas de los líderes locales del Partido, no eran molestados, mientras aquellos a los que criticaban, incluyendo miembros del Partido, a veces lo fueron. (Thurston, 94-5).

Por tanto, contra aquellos que argumentan que las conjuras fueron fantasmas en la mente paranoica de Stalin, o, peor aún, mentiras destinadas a reforzar su obsesión megalómana con el poder, hay cantidad de pruebas que demuestran la existencia de conspiraciones reales. Los relatos de los conspiradores que consiguieron salir mas tarde de la URSS lo afirman. El amplio volumen de documentación policial sobre tales conspiraciones, muy poco del cual ha sido publicado, es un potente argumento contra la teoría de que todo pudiera haber sido un montaje. Además, las anotaciones de Stalin en estos documentos reafirman el hecho de que pensaba que eran ciertas. (Getty, "Excesses" 131-4; Lubianka B).

Getty resume esta contradicción de la siguiente manera:
Stalin aún no era partidario de retirar las elecciones, y el 2 de Julio de 1937 Pravda desautorizó claramente a los secretarios regionales publicando el primer decreto de las nuevas reglas electorales, animando y apoyando las elecciones secretas y universales. Pero Stalin planteó un compromiso. El mismo día que se publicó la ley electoral, el Politburó aprobó lanzar una campaña masiva contra, precisamente, los elementos de los que se habían quejado los líderes locales, y horas más tarde Stalin envió su telegrama a los lideres provinciales del Partido, ordenando la operación kulak. [contra los lishentsy, G.F.]. Es difícil evitar la conclusión de que a cambio de obligar a los líderes locales del Partido a participar en las elecciones, Stalin eligió ayudarles a ganar dándoles licencia para eliminar o deportar a centenares o miles de "elementos peligrosos". ("Excesses" 126).
Cualquiera que sea la historia de estas purgas, ejecuciones extra-judiciales y deportaciones, parece que Stalin creía que estaban creándose condiciones para unas elecciones libres y abiertas. Sin embargo, estas acciones sabotearon cualquier posibilidad para unas elecciones de cualquier tipo.

El Politburó intentó en un principio limitar la campaña de represión ordenando que fuese terminada en cinco días. Algo les convenció, o les obligó a permitir que el NKVD extendiera el periodo por cuatro meses, de la primera quincena de Agosto a la primera quincena de Diciembre. ¿Fue el alto número de detenidos? ¿El convencimiento de que el Partido se enfrentaba a un amplio número de conjuras y a una gran amenaza interna? .No sabemos los detalles de como y porque esta represión masiva se desarrolló como lo hizo.

Este fue exactamente el periodo durante el que iba a tener lugar la campaña electoral. Incluso a pesar de que el Politburó continuó la organización de estas elecciones, con reglamentos acerca de como los votantes iban a indicar sus preferencias, y de como los funcionarios debieran actuar, los jefes locales controlaban la represión. Podrían determinar que oposición, si había alguna, al Partido -lo cual significaba a ellos mismos- se podría considerar "leal", y cual era merecedora de represión y encarcelamiento o muerte. (Getty, "Excesses," passim.; Zhukov, Inoy 435).

Hay documentos originales que demuestran que Stalin y el liderazgo alrededor del Politburó central estaban convencidos de que los conspiradores anti-soviéticos estaban activos, y de que se tenían que enfrentar a ellos. Esto es lo que los líderes regionales del Partido han afirmado durante el pleno de Febrero-Marzo. A estas alturas la dirección de Stalin ha minimizado este peligro, y mantiene centrando la atención en la Constitución, la necesidad de preparar elecciones y el recambio del burocratizado y viejo liderazgo con otros nuevos líderes.

Para el Pleno de Junio, los secretarios regionales estaban en una posición desde la que podían decir:

"Te lo advertimos. Teníamos razón y tú estabas equivocado. Además, aún tenemos razón; hay peligrosos conspiradores activos, preparados para utilizar la campaña electoral en su intento de provocar revueltas contra el Gobierno soviético".

¿Fué así como sucedieron los hechos? Parece, plausible, pero no podemos estar seguros.

Stalin y la dirección central no tenían ninguna idea sobre la extensión de estas conspiraciones. No sabían lo que podrían hacer los nazis alemanes o los fascistas japoneses. El 2 de Junio Stalin dijo en el Encuentro ampliado del Soviet militar que el grupo de Tukhachevsky había proporcionado al Alto Mando alemán los planes operativos del Ejército Rojo. Esto significaba que los japoneses, unidos por una alianza militar (el Eje) y una alianza política anti-comunista (el Pacto Anti-Komitern; en realidad, un pacto antisoviético) con la Italia fascista y la Alemania nazi, lo tendrían también, sin duda alguna.

Stalin dijo a los líderes militares que los conjurados querían convertir a la URSS en "otra España", es decir una Quinta Columna coordinada con un ejército fascista invasor. Dado este terrible peligro, la dirección soviética estaba decidida a reaccionar con una determinación brutal. (Stalin, "Vystuplenie").

Simultáneamente, muchas pruebas sugieren que el mando central (Stalin) quería tanto reducir la represión de las troikas impulsada por los Primeros Secretarios y continuar implementando en la nueva Constitución las elecciones. Del 5 al 11 de Julio la mayoría de secretarios siguió la iniciativa de Eikhe de comunicar cifras precisas de aquellos que se iba a suprimir, mediante ejecución (categoría 1) o encarcelamiento (categoría 2). De repente, el 12 de Julio, El comisario delegado del NKVD M.P. Frinovskii envió un telegrama urgente a todas las agencias de policía locales:

"No inicien operaciones de represión contra antiguos kulaks. Repito, no inicien". (Getty, "Excesses" 127-8).

Los jefes locales del NKVD fueron llamados a Moscú para conferenciar, tras lo cual se emitió la orden nº 00447. Esta larga y detallada instrucción extendía el tipo de personas objeto de represión (incluyendo básicamente curas, los que con anterioridad se hubieran opuesto al sistema soviético, y criminales) y -por lo general- “disminuyó los límites o cifras requeridos por los secretarios provinciales”. [19]. Todas estas vacilaciones sugerían desacuerdos y luchas entre el "centro" -Stalin y el liderazgo central en el Politburó- y los Primeros Secretarios en las zonas de provincias. Stalin no estaba al mando, claramente. ( Order No. 00447; Getty, "Excesses" 126-9).

El pleno del Comité Central de Octubre de 1937 contempló la suspensión definitiva del plan para unas elecciones libres. Una muestra de candidaturas, presentando diversos candidatos, había sido ya diseñada. Bastantes de ellas han sobrevivido en varios archivos. [20] En sustitución de ello, las elecciones a los soviets de Diciembre de 1937 fueron establecidas sobre la base de que los candidatos del Partido compartirían las listas con un porcentaje de candidatos ajenos al Partido de entre un 20 y un 25 %. En otras palabras, una alianza variada, pero sin competición. Originalmente, las elecciones fueron pensadas sin listas, siendo el voto solo para candidatos individuales, un método mucho más democrático. Zhukov ha llegado a localizar en los archivos el documento auténtico que Molótov firmó, el 11 de Octubre a las 6 de la tarde, cancelando las elecciones abiertas. Esto representó una amplia pero inevitable derrota para Stalin y sus seguidores en el Politburó. (Zhukov, KP 19 Nov. 02; Zhukov, Tayny. 41; Inoy 443).

Fue también en el Pleno del Comité Central cuando se pronunció la primera protesta contra la represión masiva, por parte del Primer Secretario de Kursk, Peskarov:
"Ellos (el NKVD? ¿ las troikas? G.F.) condenan a la gente por tonterías... ilegalmente, y cuando nosotros... planteamos la cuestión al Comité Central, los camaradas Stalin y Molótov nos apoyan decididamente, y envían una brigada de funcionarios de la Corte Suprema y de la Oficina del Fiscal para revisar estos casos... Resultando que, al cabo de tres semanas de trabajo de esta brigada, el 56% de estas sentencias en 16 regiones se clasifica por parte de esta brigada como ilegal. Y lo que es mas, en el 45% de estas sentencias no hubo prueba de que se hubiera cometido ningún crimen". (Zhukov, Tayny, 43).
En el Pleno de Enero de 1938 Malenkov presentó una mordaz crítica sobre la gran cantidad de miembros del Partido expulsados y de ciudadanos juzgados, a menudo incluso sin proporcionar listas de nombres, sino solamente indicando los números de los expulsados. Postyshev, primer secretario de Kuybyshev, fue eliminado como candidato a miembro del Politburó por mantener que "no había ni un elemento honrado" entre todos los funcionarios del Partido.

Parece que el NKVD funcionaba a su aire, al menos en algunas zonas. Sin duda, los primeros secretarios también funcionaban a su aire. (Zhukov, KP 19 Nov. 02; Tayny, pp. 47-51; Thurston 101-2; 112). Sin embargo la preocupación de los líderes del Politburó era la existencia de conspiradores, a los que tenían que enfrentarse. La magnitud de los abusos del NKVD no fue reconocida. Como indica Zhukov, el informe de Malenkov (culpando a los "trepas" dentro del Partido de las expulsiones masivas y detenciones) fue continuado por Kaganovich y Zhadanov, quienes siguieron haciendo hincapié en la lucha contra los enemigos, y prestaron sólo una ligera atención a la "ingenuidad e ignorancia" en el trabajo de "bolcheviques honrados".

Pravda, que estaba bajo el control directo de la dirección de Stalín, aún hacía llamamientos para apartar al Partido del manejo directo de los asuntos económicos, y la necesidad de promover a gente no militante a puestos de liderazgo.(Zhukov, Tayny 51-2). Mientras Nikita Khruschev, que en 1937 había pedido competencias para poder ejecutar a 20.000 personas cuando era jefe del Partido en Moscú, fue trasladado a Ucrania, donde, en el plazo de un mes, exigió poderes para reprimir a 30.000 personas. (Zhukov, Tayny 64, ver n. 23 abajo).

Nicolai Yezhov, sustituto de Genrikh Yagoda en 1936 al mando del NKVD, parece haber estado en estrecha relación con los primeros secretarios. [21]. La masiva represión de los años 1937-1938 ha estado tan relacionada con su nombre que aún se la conoce como la "Yezhovshchina". Yezhov dimitió el 23 de Septiembre de 1938 [22], y en Noviembre de 1938 fue sustituido por Lavrentii Beria.

Bajo el mando de Beria, muchos de los mandos de la NKVD y primeros secretarios responsables de miles de ejecuciones y deportaciones fueron juzgados, y a menudo ellos mismos ejecutados por haber llevado a la muerte a gente inocente y haber hecho uso de la tortura contra los detenidos. Las transcripciones de los juicios de algunos de los funcionarios policiales que utilizaron la tortura han sido publicados. Numerosos presos y acusados, deportados, o enviados a los campos de trabajo fueron liberados. Beria mismo manifestó que había sido nombrado para "acabar con la Yezhovshchina”. Stalin declaró al ingeniero aeronáutico Yakovlev que Yezhov fue ejecutado por haber asesinado a muchos inocentes. (Lubianka B, Nos. 344; 363; 375; Mukhin, Ubiystvo 637; Yakovlev).

Se hizo un daño incalculable a la sociedad soviética, al gobierno soviético y al Partido bolchevique. Esto, desde luego, hace mucho que se sabe. Lo que no se ha sabido hasta ahora es que la implantación de las troikas y las cuotas de ejecuciones y deportaciones se deben a la insistencia de los primeros secretarios, y no se deben a Stalin. Zhukov piensa que la estrecha relación entre esto y la amenaza de elecciones abiertas, y el hecho de que el Comité central consiguió forzar a la dirección estalinista a cancelar esas elecciones, sugiere que la forma de evitar esa "amenaza electoral" puede haber sido un motivo esencial para las detenciones masivas y las ejecuciones de la "Yezhovshchina." (23) (Zhukov, KP).

Nada puede absolver a Stalin y a los que le apoyaron de las amplias responsabilidades que tuvieron en las ejecuciones, que fueron de bastantes centenares de miles. [24]. Si las víctimas hubieran sido encarceladas en vez de ser ejecutadas la mayoría hubiera sobrevivido. Muchos hubieran visto revisados sus casos, y liberados. Para nuestros objetivos aquí, la pregunta clave es la siguiente:
¿Porque cedió Stalin ante las demandas de los primeros secretarios, que les concedieron decisiones sobre la vida y la muerte? A pesar de que no hay excusas, pueden existir razones, a ciencia cierta.

Ningún gobierno está preparado para traiciones simultáneas por parte de altos mandos militares, figuras de primera fila del gobierno nacional y de gobiernos regionales, y de la dirección de la policía secreta y de fronteras.

Un grave conjunto de conspiraciones, que incluía tanto a líderes del partido, actuales y anteriores, con enlaces a través del vasto país acababa de ser descubierto. Lo más amenazante era la participación de destacados militares de los niveles más altos, con la revelación de los planes secretos militares a los enemigos fascistas. La conspiración militar tenía contactos a lo largo de toda la URSS, y en ella estaban también los mandos más elevados de la NKVD, incluyendo a Genrikh Yagoda, que lo dirigió entre 1934 y 1936, y el segundo de abordo durante algunos años, antes de 1934. En pocas palabras, no puede saberse la amplitud de la conjura, y cuanta gente estuvo implicada. El camino prudente era pensar lo peor. [25].

El Politburó y Stalin mismo estaban en la cima de dos amplias jerarquías, la del Partido Bolchevique y la gubernamental. Lo que sabían sobre el estado de cosas en el país era lo que sus subordinados les decían. En el transcurso de los siguientes doce meses reprimieron a muchos de los Primeros Secretarios, la mitad de los cuales fueron encarcelados. Para la mayor parte, los cargos concretos y los dossieres de sus interrogatorios y juicios siguen sin ser desclasificados, incluso en la Rusia post-soviética y anticomunista. Pero ahora disponemos de bastantes pruebas de las investigaciones que efectuaron Stalin y el Politburó para hacerse una idea de la alarmante situación a la que se enfrentaban. (Lubianka B).

El Partido Bolchevique se regía por el centralismo democrático. A pesar de su status y popularidad a lo largo del país, Stalin (como cualquier otro líder del partido) podía ser derrotado por una mayoría del Comité Central. No estaba en situación de ignorar presiones y urgencias por parte de un amplio número de miembros del Comité Central.

Como ilustración de la incapacidad de Stalin para impedir a los primeros secretarios burlarse de los principios que inspiraban las elecciones democráticas, Zhukov menciona un incidente, de la transcripción aún no publicada del Pleno del Comité Central de Octubre de 1937.I.A. Kravtsov, Primero Secretario del kraikom (Comité Regional G.F.) de Krasnodar fue el único en reconocer, detalladamente, lo que sus colegas habían estado haciendo furtivamente durante las semanas anteriores. Hizo un perfil de la selección de aquellos candidatos a diputados del Soviet Supremo que se ajustaban a los intereses del "liderazgo amplio".
"Presentamos nuestros candidatos al Soviet Supremo", manifestó con sinceridad Kravtsov.

"¿Quiénes son estos camaradas? Ocho son miembros del Partido; dos no son miembros ni del Partido ni del Komsomol. Así nos ceñimos al porcentaje de no .miembros del Partido que se indican en el borrador del Comité Central. Por su ocupación, estos camaradas se reparten de la siguiente manera: cuatro empleados del Partido, dos empleados en el Soviet, un secretario de kolkhoz, un conductor de combinado, un tractorista, un trabajador del sector del combustible...
Stalin: ¿Quien está, aparte de los conductores del combinado?
Kravtsov: Entre los diez está Yakovlev, Primer Secretario del kraikom, y el secretario del comité ejecutivo del krai.
Stalin: ¿Quién te aconsejo hacer eso?
Kravtsov: Tengo que decir, camarada Stalin, que me lo aconsejaron aquí en el aparato del Comité Central.
Stalin : ¿ Quién ?
Kravtsov: Aquí, en el Comité Central, designamos nuestro secretario del comité ejecutivo del krai, el camarada Simochkin, y tuvo la aprobación del aparato del Comité Central.
Stalín: ¿De quién?
Kravtsov: No lo sé, no puedo decir quién.
Stalin: Es una pena, que no puedas decirlo, porque te informaron muy mal." (Zhukov, Inoy 486-7).

Evidentemente, todos los Primeros Secretarios estaban haciendo lo que sólo Kravtsov afirmó, ignorando el principio de elecciones secretas al Soviet, principio que ellos mismos votaron en un Pleno anterior, pero que nunca aceptaron con claridad. Esto señala la derrota definitiva de Stalin en este tema, las reformas constitucionales y electorales que él y otros líderes centrales habían encabezado durante dos años.

La reforma democrática fue derrotada, y el antiguo sistema político quedó en su sitio. El plan de Stalin para elecciones abiertas desapareció para siempre.

"De esta manera, el intento de Stalin y su grupo de reformar el sistema político de la Unión Soviética terminó con un total fracaso". (Zhukov, Inoy 491).

Zhukov opina que si Stalin hubiera rechazado las exigencias de los Primeros Secretarios de poderes extraordinarios, pudiera haber sido destituído, detenido por contra-revolucionario y ejecutado…"

Hoy Stalin estaría entre las víctimas de la represión de 1937, y el "Memorial" y la comisión de A.N. Yakovlev estaría desde hace mucho tiempo pidiendo su rehabilitación". ." (Zhukov, KP 16 Nov. 02).

En Noviembre de 1938 Lavrentii Beria reemplazó a Yezhov como jefe del NKVD. Las "troikas” fueron abolidas. Las ejecuciones extra-judiciales cesaron, y los responsables de los terribles excesos fueron a su vez juzgados y ejecutados o encarcelados. [26] Pero la guerra se acercaba. El gobierno francés rehusó continuar con la ya muy débil versión de la alianza Franco-Soviética acordada (La URSS hubiera deseado una mucho mas fuerte). Los aliados cedieron Checoeslovaquia a Hitler y a los fascistas polacos, sin ningún tipo de lucha. La Alemania nazi llegó a una alianza con el gobierno fascista de Polonia con vistas a una invasión de la URSS. La guerra civil española, a la que los Soviets tanto apoyo habían dado, estaba perdida. Italia invadía Etiopía, y la Liga de Naciones no hizo nada. Francia e Inglaterra, con la mayoría de Europa Occidental, detrás, animaban a Hitler claramente para que invadiera la URSS. (Lubianka B, No. 365; Leibowitz).

Japón, Italia y Alemania tenían un tratado de mutua defensa, y un pacto "Anti-Komitern", los dos expresamente dirigidos contra la Unión Soviética. Todos los países europeos fronterizos (Polonia, Rumania, Bulgaria, Hungría, Finlandia. Estonia, Latvia y Lituania) eran dictaduras militares de corte fascista. En 1938, un ataque japonés en Lago Khasan costó al ejército rojo unos 1.000 muertos. Al año siguiente, un ataque japonés de más envergadura fue rechazado por el Ejército Rojo en Khalkin-Gol. Las bajas soviéticas ascendieron a 17.000, incluyendo casi 5.000 muertos; en ningún caso era una pequeña guerra. Pero fue decisiva, y los japoneses no volvieron a importunar otra vez a los soviéticos. Pero el Gobierno soviético no podía saber esto en aquellas fechas. (Rossiia I SSSR v Voynakh).

Después de 1938, el gobierno de Stalin no hizo nuevos intentos de llevar a la práctica el sistema democrático electoral reflejado en la Constitución de 1936. ¿Fue este fracaso un reflejo del punto muerto al que se había llegado entre Stalin y los primeros secretarios en el Comité Central? ¿O mas bien se estimaba que con una guerra a las puertas, los esfuerzos hacia la democratización tendrían que esperar tiempos mas pacíficos? Las pruebas disponibles no permiten una conclusión firme.

Sin embargo, una vez que Beria hubiera reemplazado a Yezhov como jefe del NKVD (formalmente en Diciembre de 1938; en la práctica, unas semanas antes) tuvo lugar un continuo proceso de rehabilitaciones. Beria puso en libertad a unos 100.000 prisioneros de campos y cárceles. A esto siguieron los juicios contra los hombres del NKVD acusados de torturas y ejecuciones extrajudiciales. (Thurston 128-9)




































Fin de la Primera Parte

Notas
Para la Resolución, ver Zhukov, Inoy 362-3; Stalin, Zakliuchitel'noe. Al igual que la resolución (que permanece inédita), el discurso de Stalin toca solo de pasada el tema de los "enemigos", e incluso entonces para precaver al C.C. de "golpear" que alguna vez hubiera sido trostkista. Stalin insiste en que se da "gente muy apreciable" entre los antiguos troskistas, y nombra concretamente a Felix Dzerzhinsky.
Este volumen (Genrikh Yagoda) consiste esencialmente de interrogatorios efectuados a Yagoda y los suyos, y la confesión de Yagoda de implicación en una conspiración para dar un golpe contra el Gobierno soviético.; el liderazgo de la conspiración por Trotsky, y, en general, todo lo que Yagoda confesó en el juicio de 1938. No hay indicaciones que indiquen que las confesiones no eran auténticas. Los editores del volumen niegan la exactitud de los hechos citados en los interrogatorios, y define los mismos interrogatorios como "falsos". Pero no dan ninguna prueba de que asi sea. Jansen y Petrov, P. 226 n.9, a pesar de su anti-estalinismo, citan este volumen como prueba y sin ningún comentario. Y además se dan buenas pruebas de que así fue en realidad; que estas conspiraciones existieron, que las confesiones dadas en los juicios públicos fueron verídicas y no forzadas, y que las principales acusaciones eran ciertas. Otro extenso volumen de documentos primarios publicado en 2004 contiene un gran número de informes del NKVD sobre conspiraciones y textos de interrogatorios. (ver Lubianka B). La explicación más plausible de la existencia de este volumen de evidencias es que alguna al menos es cierta.
Llamado el klubok ("enredo"), por los investigadores del NKVD de la época y por los historiadores rusos hoy.
No se ha publicado transcripción alguna del Pleno de Junio de 1937. Algunos autores afirman que no se conservó ninguna. Sin embargo, Zhukov menciona extensamente algunas transcripciones archivadas no accesibles a otros.
La orden de establecer una troika en la región del Oeste siberiano de Eikhe existe. La petición de Eihke no ha sido encontrada, pero debió de efectuar alguna petición, bien verbal bien por escrito. Ver Zhukov, "Repressii" 23, n. 60; Getty, "Excesses" 127, n. 64.
Getty, Excesses 131-134 comenta algunas estadisticas al respecto. Ver Orden No.00447.
La papeleta de muestra se reproduce en Zhukov; Inoy, 6ª ilustración.
Todavía el 1 de Febrero de 1956, menos de cuatro semanas antes de su discurso secreto al XX Congreso del Partido, aun se referia Khruschev a Yezhov como "inocente sin duda alguna, un hombre honrado". Reabilitatsia: Kak Eto Bylo. Mart 1953-Febral' 1956 (Moscow, 2000), p. 308.
Su dimisión no fué formalmente aceptada hasta el 25 de Noviembre de 1938; ver Lubianka B Nos. 344 y 364.
Khruschev requirió "ejecutar a 20.000" personas., Zhukov,KP 3 Dec. 02. Los comentarios críticos de Yakovlev sobre las expulsiones masivas de Khruschev se citan mas arriba. Eikhe fué arrestado en Octubre de 1938, juzgado, acusado, condenado y ejecutado en Febrero de 1940. Según Khruschev, Eikhe rechazó su confesión, diciendo que fue obtenida tras ser golpeado o torturado. El análisis de Zhukov sugiere que el auténtico motivo de la suerte de Eikhe pudo ser su papel dirigente en las ejecuciones masivas de 1937-1938. Ver Jansen y Petrov, 91-2. El Politburó, y el Pleno del Comité Central de Enero de 1938 comenzaron a atacar a los secretarios del partido que habían hecho blanco de sus ataques y represiones a miembros cualificados del Partido. (Getty, Origins 187-8).El registro completo de la investigación sobre Eikhe y el juicio aún están clasificados. El deseo de desviar la atención y las culpas de si mismo y de los Primeros Secretarios fue uno de los objetivos de las mentiras contenidas en su "informe secreto". [XX Congreso del PCUS N. del T.]
Getty ("Excesses" 132) cita evidencias de que 236.000 ejecuciones fueron autorizadas por "Moscú", queriendo significar la dirección estaliniana, pero mas del 160% de esta cifra, 387.000 personas, fueron de hecho ejecutadas por autoridades regionales.
En el juicio de Moscú de 1938 Yagoda confesó su participación en la conspiración para un golpe de Estado contra el gobierno soviético, delató a los asesinos de Máximo Gorki y su hijo, y otros crímenes atroces, pero negó vigorosamente la acusación del fiscal de espionaje. El que la acusación de espionaje aún se mantuviera un año después de la detención de Yagoda demuestra, como poco, que el Gobierno soviético pensó que él pudiera en realidad haber dado informaciones a un gobierno enemigo (Alemania, Japón, Polonia). Como cabeza del Ministerio del Interior, incluyendo la policía secreta y de fronteras, Yagoda hubiera tenido la ocasión de causar un daño incalculable a la seguridad soviética en el caso de dar información a gobiernos extranjeros.
Thurston tiene la mejor discusión en lengua inglesa sobre esto, en Life and Terror 128 ff.



Notas adicionales

Sobre el trabajo de Yuri Zhukov

Hasta la fecha se ha dado un sólo un ataque académico contra las tesis de Zhukov, el de la profesora Irina V. Pavlova "1937: Vybory kak mistifikatsiia, terror kak real'nost'," Voprosy Istorii 10, 2003 19-36. Pavlova es una estridente anticomunista de la escuela "totalitarista", cuya hostilidad ideológica hacia el comunismo inhabilita su investigación histórica. Como ejemplo, miente sobre la investigación de Getty con la finalidad de desacreditarle. Pavlova escribe propaganda, no historia.
Pavlova hace mención solamente de los artículos de Zhukov en KP, y lo escribió antes de la publicación de Inoy Stalin. La crítica de Pavlova se apoya en la suposición de que los juicios de Moscú,Tukhachesvki, etc fueron tapaderas, y toda las campañas electorales y constitucionales un montaje deliberado para tapar la represión.
Pavlova también afirma que, debido a que el Soviet Supremo no tenia poder político real en 1936, las elecciones al mismo tampoco le hubieran proporcionado ninguno… Si por "poder" Pavlova entiende la habilidad para desbancar al Partido Bolchevique de su posición dominante en la URSS y deshacer el socialismo, indudablemente tiene razón: desde luego que Stalin no tenia ninguna intención de permitir una contrarrevolución por medios constitucionales. Ni eso se permite en ningún país de democracia burguesa. Pero si por "poder" entiende capacidad para influenciar políticas estatales y ejercer presiones, dentro de unos límites sobre políticas sociales específicas y sobre el mismo Partido Bolchevique, es decir el tipo de poder que dan las elecciones en las democracias burguesas, entonces seguramente está equivocada.


Sobre Iuri Mukhin, Ubiystvo Stalina i Beriia:

Este libro de Mukhin a menudo es ignorado por aquellos mas bien contrarios a sus conclusiones, sobre la base de que hace comentarios que pudieran ser considerado antisemitas. Debiera también decirse que Mukhin hace comentarios oponiéndose al antisemitismo, en el mismo libro. El presente trabajo no extrae ningún dato de los párrafos en los que pudiera alegarse vestigios de antisemitismo. Mukhin también toma posturas excéntricas sobre algunos temas no relacionados con este libro. Tampoco cito ninguno de esos trabajos.
Lo mismo pudiera y debiera decirse cuando se citan académicos anticomunistas: el hecho de que sus prejuicios anticomunistas no significa que puedan, en ocasiones, tener enfoques de valor. Y, desde luego, el anticomunismo está estrechamente relacionado con el antisemitismo. No siendo ni anticomunista ni judío, Mukhin muestra cierta hostilidad contra ambos, pero tampoco es un anti comunista convencional y un anti semita convencional.
Los análisis de Mukhin de las fuentes primarias y secundarias son frecuentemente muy agudos, y yo los uso y cito cuando los encuentro de ayuda. Naturalmente, la cita de análisis de Mukhin que el autor considera útiles no implica acuerdo con parte de sus análisis que no se citan. Tampoco es Mukhin responsable de cualquier uso que yo haga de su investigación.
He comprobado cada referencia dada por Mukhin y todos los académicos aquí citados, excepto en el caso de fuentes primarias, solo disponibles para aquellos que trabajan en los archivos.







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Segunda Parte



El periodo bélico


Hacia finales de la Segunda Guerra Mundial, Stalin y su grupo en el Politburó hicieron un intento más de impedir al Partido Bolchevique el control directo sobre el gobierno soviético. Veamos como Yuri Zhukov describe este hecho:

En Enero de 1944… por primera vez durante la guerra hubo una convocatoria conjunta del Pleno del Comité Central y de una sesión del Soviet Supremo de la URSS. Molotov y Malenkov prepararon un borrador de decreto del Comité Central, según el cual el Partido sería distanciado del poder. Conservaría únicamente agitación y propaganda; nadie podría despojarle de estas materias típicas de partido y de la participación en la selección de cuadros, algo totalmente natural. Simplemente, prohibió al Partido interferir en cuestiones económicas y en las labores del los órganos del Estado. Stalin leyó el borrador, cambió seis palabras, y escribió “CONFORME” sobre el mismo. Lo que sucedió después sigue siendo un misterio…

Éste fue un nuevo intentote reservar para el partido únicamente aquellas tareas que desempeñó durante la guerra. El borrador tenía 5 firmas: Molótov, Malenkov, Stalin, Khruschev, Andreev. No hubo copia, y sólo podemos especular sobre el voto de los demás. Ni el todopoderoso Comité Estatal de Defensa, con cuatro miembros en el Politburó pudo cambiar el viejo orden de las cosas. Esto demuestra, una vez más, que Stalin nunca tuvo el poder que tanto estalinistas como antiestalinistas le atribuyen. (Zhukov, Kul’tovaia; ) (1)

No sabemos cómo iba a ser llevado a cabo este “distanciamiento” del Partido de las cuestiones económicas y del estado. Presumiblemente algún otro método de dotar a los órganos estatales habría sido contemplado. ¿Hubiera significado esto una vuelta a las elecciones tal y como se indicaba en la Constitución de 1936?

Cualquiera que sea la respuesta a estas cuestiones parece probable que el Comité Central, compuesto ampliamente por los Primeros Secretarios del Partido, rechazó una vez más los planes del grupo de Stalin de cambiar fundamentalmente el sistema soviético. ¡En su “Informe Secreto”, Khruschev negó la celebración de ningún pleno! Dado que la mayoría de los miembros del Comité Central entre los oyentes sabían que esto era mentira, puede ser que el propósito de esta mentira era una tácita indicación de que este peligroso movimiento contra su poder estaba ya formalmente “enterrado”.



Tras la guerra

Como hemos visto, Stalin creía que un importante problema, tanto para la URSS como para el Partido Bolchevique era una situación de doble poder. Era el Partido, no el gobierno, quien dirigía en realidad la sociedad. De forma progresiva, los funcionarios del Partido ejercían el poder mediante la supervisión y la vigilancia, en vez de gestionar la producción.

Conseguir que el Partido se librara del control directo del Estado serviría para un cierto número de objetivos:
-Institucionalizaría la Constitución de 1936 y reforzaría los lazos entre la población y el Estado Soviético.
-Devolvería la dirección de las instituciones estatales a aquellos que realmente estaban preparados para ello.
-Evitaría al Partido la degeneración en sus niveles superiores hacia una casta de parásitos y carreristas corruptos.

Hasta la guerra, el Politburó se había reunido al menos dos veces por semana. En Mayo de 1941 Stalin se convirtió en cabeza oficial del Estado Soviético, reemplazando a Molótov como Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, o Sovnarkom, el órgano ejecutivo del gobierno de la URSS.

Pero durante la guerra el la URSS no estaba dirigida ni por este cuerpo ni por el Partido, sino por el Comité Estatal de Defensa, compuesto por Stalin y tres de sus más cercanos colaboradores. Durante la guerra el Comité celebró sólo un Pleno, mientras que, no sólo durante la guerra sino también después, el Politburó se reunió muy raramente. Según Pyzhikov, “el Politburó, a fectos prácticos, no ejerció”. El disidente soviético Zhores Medevedev cree que el Politburó se reunió seis veces en 1950, 5 veces en 1951 y 4 veces en 1952. (2) Es decir, Stalin quitó al Politburó la dirección del Estado (Pyzhikov, 100; Medvedev, Sekretnyi).

Stalin parece haber descuidado su papel como cabeza del Partido. Los plenos del Comité Central se fueron haciendo escasos. No tuvo lugar ningú Congreso durante 13 años, entre 1939 t 1952. Tras la guerra, Stalin firmó decisiones conjuntas del Partido y del gobierno en tanto simple Presidente del Consejo de Ministros (el conocido Consejo de Comisarios del Pueblo), dejando a otro de los secretarios, Zhdanov o Malenkov, firmar en nombre del Partido. (Pyzhikov 100).

El ascendiente del Partido continuaba siendo alto. Pero tal vez fuera solamente porque Stalin era todavía Secretario General del Partido. Fue el único líder del bando aliado que continuó sus funciones tras la guerra: Roosvelt había muerto y Churchill fue derrotado en las elecciones de 1945. No es ninguna exageración decir que, entre los trabajadores, Stalin era el personaje mundial más famoso y respetado. El movimiento comunista que dirigía era la esperanza para millones de personas y se expandió enormemente como resultado de la victoria sobre el fascismo. El gran prestigio de Stalin como Jefe de Estado prestó gran autoridad al aparato del Partido. (Mukhin, Ubyitsvo 622; Ch. 13).

Las actividades de Stalin sugieren que aún estaba intentando quitar al Partido su poder directo sobre el estado. Sin embargo, si fue de esta manera, lo hizo con muchas precauciones. Podríamos deducir algunas razones para este cuidado:

-Mostrar una infundada falta de confianza en el Partido hubiera sido un mal ejemplo para otros países del mundo, donde los Partidos Comunistas no habían conseguido el poder.
-El Comité Central y la Nomenclatura se oponían, tal y como hivcieron antes de la guerra.

Por estas razones actuaría discretamente, evitando el más mínimo encontronazo. (Mukhin, Ubyitsvo 611)



El Programa del Partido de 1947

Probablemente hubo más en los planes estalinistas de democratización de lo que sabemos hoy sobre ello. Alexander Pyzhikov, un historiador marcadamente anticomunista y antiestalinista ha mencionado unas interesantes selecciones de un borrador fechado en 1947 sobre un programa del Partido para impulsar la democracia y el igualitarismo en la URSS. Este fascinante y completamente desconocido plan no fue nunca publicado, y, evidentemente no está disponible para otros investigadores.

Ésta es la selección mencionada literalmente por Pyzhikov:

El desarrollo de la democracia socialista como base de la construcción de una sociedad socialista sin clases convertirá progresivamente la dictadura del proletariado en la dictadura del Pueblo Soviético. A medida que cada individuo se implique día a día en los asuntos de estado, el crecimiento de la conciencia y la cultura comunista en la población, y el desarrollo de la democracia socialista llevará a la paulatina desaparición de formas de coacción en la dictadura del pueblo soviético, y a un progresivo de las medidas coactivas por la influencia de la opinión pública, y a la conversión de éste, principalmente en el órgano de la dirección de la vida económica del país.

Pyzhikov resume otros párrafos de este documento inédito como sigue:

En particular, el borrador trataba sobre el desarrollo de la democratización del orden soviético. El plan reconocía como esencial incorporar a los trabajadores en la gestión de los asuntos de estado, en la cotidiana actividad estatal y en la actividad social, sobre la base de rápido desarrollo del nivel cultural de las masas y la simplificación al máximo de la dirección del estado. Proponía en la práctica proceder a la unificación del trabajo productivo con participación en los asuntos de estado, con la transición hacia la total dirección del estado por parte de toda la clase trabajadora. También se extendía sobre la idea de control directo por parte del pueblo de la actividad legislativa, por lo que lo siguiente era considerado esencial:

a) Implantar el voto universal y la toma de decisiones de las cuestiones más importantes de la vida gubernamental, tanto en la esfera social como económica, así como en las cuestiones relativas a las condiciones de vida y el desarrollo cultural.
b) Ensanchar el desarrollo de las iniciativas legislativas desde abajo, concediendo a las organizaciones sociales el derecho a solicitar al Soviet Supremo propuestas legislativas.
c) Confirmar el derecho de los ciudadanos y de las organizaciones sociales a presentar directamente propuestas al Soviet Supremo sobre las cuestiones más importantes de política nacional e internacional.

Tampoco se olvidaron los métodos de elección de directores. El borrador del programa del Partido abordaba la selección de todos los miembros responsables del aparato del estado mediante elección de acuerdo con el grado de desarrollo hacia el comunismo. Abordaba cambios en el funcionamiento de una serie de órganos estatales directivos para irlos convirtiendo progresivamente en instituciones de administración y supervisión de la economía como un todo. Para ello, el máximo desarrollo posible de organizaciones voluntarias e independientes era visto como importante. Se atendió al refuerzo de la importancia de la opinión social en la ejecución de la transformación comunista de la conciencia popular, en el desarrollo, sobre la base de la democracia socialista entre amplias masas populares, de la “ciudadanía socialista”, del “heroísmo laboral” y del “valor del Ejército Rojo”.

Siempre según Pyzhikov, Zhdanov informó sobre el trabajo de la comisión planificadora en el Pleno del Comité Central de Febrero de 1947, proponiendo la celebración del 19º Congreso del Partido para finales de 1947 o para 1948. Avanzó también un plan para un orden sencillo de convocatorias anuales de conferencias del Partido, con una “renovación obligatoria” de no menos de una sexta parte del Comité Central cada año. De haber sido llevada a la práctica, y si la “renovación” hubiera efectivamente causado una mayor rotación de los miembros del Comité Central, ésto hubiera significado que los Primeros Secretarios y otros líderes del Partido en el C.C. hubiesen estado menos atrincherados en sus posturas, dejando sitio a savia nueva en el cuerpo dirigente del Partido, facilitando la crítica de los simples militantes a los líderes del Partido. (Pyzhikov 96).

Este audaz plan refleja muchas de las ideas del “agotamiento del estado”, vislumbrado en “El Estado y la Revolución” de Lenin, sobre ideas que éste encontró en Marx y Engels. Al proponer la participación democrática y directa en todas las decisiones del estado del pueblo soviético y sus organizaciones populares, y la “renovación” (o, al menos, la posibilidad de reemplazo) de no menos de una sexta parte del Comité Central cada año a través de una Conferencia, este plan preveía el desarrollo de la democracia desde abajo, tanto en el Estado como en el mismo Partido.

Pero todo fracasó. Como sucedió con las propuestas previas de democratización del Estado y del Partido antes mencionadas, no conocemos los detalles de cómo sucedió. Probablemente fue rechazado en el Pleno del Comité Central. El 19º Congreso del Partido se pospuso hasta 1952. Como siempre, no sabremos por qué. Las características del borrador del Programa del Partido hacen sugerir que la oposición del Comité Central -los Primeros Secretarios- pudo haber sido la causa. (3)



El decimonoveno Congreso del Partido

Parece ser que la dirección estalinista hizo un último esfuerzo por separar al Partido de sus funciones de dirección del Estado en el 19º Congreso de 1952, y en el Pleno del Comité Central que se celebró a continuación. Empezando por Khruschev, la Nomenclatura del Partido procuró destruir cualquier rastro de este Congreso, actuando inmediatamente para eliminar lo que en él se realizó. Bajo Brezhnev se publicaron las transcripciones de todos los Congresos del Partido hasta el decimoctavo. Hasta hoy, nunca se han publicado las actas del decimonoveno. En éste Stalin sólo dirigió un corto discurso al Congreso que fue publicado. Pero también dirigió un discurso de hora y media en el Pleno que tuvo lugar a continuación. Este discurso no se publicó, excepto algunos cortos párrafos, tampoco se publicó la transcripción de este Pleno. (4).

Stalin convocó el Congreso para cambiar el status del Partido y su estructura organizacional. Entre los cambios están los siguientes:
- El nombre del Partido fue oficialmente cambiado de “Partido Comunista (Bolchevique) de la Unión” a Partido Comunista de la Unión Soviética”. Ésto imitaba las denominaciones de la mayoría de los partidos comunistas en el mundo, haciendo depender al partido del estado.

- Un “Presidium” reemplazó al Politburó del Comité Central. Este nombre definía a los representantes de otro órgano representativo (en este caso el Comité Central), como, por ejemplo el Presidium del Soviet Supremo. También suprimió lo “político” del nombre; en realidad, todo el Partido era político, no solo el cuerpo dirigente.

Sin duda, también sugería un organismo que dirigiera solo el Partido, no el Partido y el Estado. El Politburó había sido un órgano de miembros de diversa procedencia. Incluía al Presidente del Consejo de Ministros (cabeza del órgano ejecutivo del Estado; esto es, la Jefatura del Estado); al Presidente del Presidium del Soviet Supremo (cabeza del cuerpo legislativo); al Secretario General del Partido (Stalin), un Secretario o dos más del Partido, y un par de ministros del gobierno. Las decisiones del Politburó eran ejecutivas tanto para el Partido como para el Gobierno. (4).

Por tanto, y en comparación con la virtualmente suprema posición del Politburó en el país, el papel del Presidium fue ampliamente reducido. Desde el momento en que la cabeza del Estado y la Cabeza del Soviet Supremo no tenían plaza reservada, el Presidium sólo el órgano dirigente del Partido Comunista.

Huno también otros cambios:

- El cargo de Secretario General (el del mismo Stalin) fue suprimido. Ahora Stalin era sólo uno de los 10 Secretarios del Partido (6), todos los cuales figuraban en el nuevo Presidium, compuesto de 25 miembros y 11 suplentes, cantidad mucho más alta que los 9-10 del antiguo Politburó. Este mayor tamaño le daría un carácter mucho más deliberativo, en vez de ser un órgano en el que se tomasen muchas decisiones finales rápidamente ejecutadas.
- La mayoría de estos miembros del Presidium parecen haber sido funcionarios gubernamentales, y no líderes del Partido. Khruschev y Malenkov se preguntaría más adelante cómo hubiera podido Stalin conocer de oídas a personas que él mismo sugirió para el Presidium, dado que no eran líderes conocidos (y, por tanto, no eran Primeros Secretarios). Presumiblemente, Stalin les nombró por su rango en el liderazgo del Estado, en contraposición al liderazgo en el Partido. (7).

Stalin hizo seguir a su dimisión como Secretario General del Partido, que tuvo lugar en el 19º Congreso, una propuesta, en el Pleno del C.C. que le siguió, de renunciar también a su puesto en este comité Central, conservando sólo el cargo de Jefe de Estado (Presidente del Consejo de Ministros).

Con Stalin fuera del Comité Central, figurando sólo como Presidente del Consejo de Ministros, los funcionarios gubernamentales no se hubieran sentido obligados a informar al Presidium, el órgano más alto del Partido. Esta acción de Stalin hubiera arrebatado autoridad a los funcionarios del Partido, cuya función de “supervisión” era innecesaria, en términos productivo-económicos. No siendo Stalin el Jefe del Partido, el liderazgo de éste, la Nomenclatura, hubiera perdido prestigio. Los militantes de base ya no se hubieran sentido obligados a “elegir” (es decir, a confirmar) a los candidatos recomendados por los Primeros Secretarios y por el Comité Central.

Desde esta perspectiva, la dimisión de Stalin de su puesto en el Comité Central hubiera sido un desastre para la Nomenclatura. Se sentían protegidos de las críticas sin piedad por parte de los militantes de base únicamente gracias a la “sombra de Stalin”. Hubiera significado que, en el futuro, sólo la gente más inteligente y más capaz sobreviviría en la Nomenclatura del Partido, así como en el aparato del Estado. (Mukhin, Ubiystvo, 618-23)

La falta de transcripciones sugiere que algo sucedió en este Pleno, y que Stalin dijo cosas en su discurso que la Nomenclatura no quiso que se hicieran públicas. También indica, y es muy importante subrayar ésto, que Stalin no era todopoderoso. Por ejemplo, las serias críticas de Stalin a Molótov y Mikoyan en este Pleno no se publicaron hasta mucho después de su muerte. (8).

El famoso escritor soviético Konstantín Simonov estaba presente, en tanto miembro del Comité Central. Fue testigo del pánico y rechazo de Malenkov cuando Stalin propuso votar para liberarle de su cargo en el Comité Central. (Simonov, 244-5). Enfrentado a una oposición vociferante, Stalin no insistió. (9).

Tan rápidamente como pudieron, los líderes dieron pasos para anular las decisiones del 19º Congreso del Partido. En su reunión del 2 de Marzo, con Stalin aún vivo pero inconsciente, un Presidium reducido (esencialmente, los miembros del antiguo Politburó) se vieron en la dacha de Stalin. Allí decidieron volver a reducir el Presidium a 10 miembros, en vez de 25. Era, básicamente, el antiguo Politburó, de nuevo. El número de Secretarios del Partido se redujo otra vez a 5. Khruschev fue nombrado “coordinador” del Secretariado y, cinco meses más tarde, “Primer Secretario”. Finalmente, en 1966, la palabra Presidium fue modificada a su antigua denominación, Politburó.
Durante el resto de la historia de la Unión Soviética el Partido continuó dirigiendo la sociedad., siendo sus rangos más altos una capa de elites privilegiadas, corruptas y autonombradas. Bajo Gorbachov este grupo dirigente disolvió la URSS, dándose a sí mismos la riqueza económica y el liderazgo político en la nueva sociedad capitalista. A la vez, destruyó los ahorros de la clase trabajadora soviética, robando sus beneficios sociales. Clase trabajadora cuyo esfuerzo había sido el origen de la inmensa riqueza colectiva de la Unión soviética. Esa misma Nomenclatura continúa hoy en día el Estado post-soviético.



Lavrentii Beria

Beria es el personaje más calumniado en la historia soviética. Por tanto, el reverso del juicio histórico sobre la carrera de Beria, juicio que empezó repentinamente tras el fin de la Unión Soviética, ha sido incluso más intenso que la reevaluación académica del papel de Stalin, que es el tema principal de estos artículos.

Los “cien días” de Beria (exactamente 112 días, desde la muerte de Stalin el 5 de Marzo de 1953 hasta su destitución el 26 de Junio) fueron testigos del inicio de profundas reformas. Si la dirección soviética hubiera permitido que estas reformas se hubieran desarrollado totalmente la historia de la Unión Soviética, del Movimiento Comunista Internacional, de l a Guerra Fría, y, en resumen, de la última mitad del Siglo XX, hubiera sido radicalmente diferente.

Las iniciativas de reforma de Beria incluían, como mínimo, las siguientes. Todas merecen ser destacadas, y algunas de ellas están teniendo ahora un especial estudio, incluso a pesar de que el Gobierno Ruso mantiene las fuentes primarias más importantes vetadas incluso a historiadores de confianza:

- La reunificación de Alemania como un estado no-socialista, neutral, paso que hubiera sido terriblemente popular entre los alemanes, y notablemente desagradable para los aliados de la OTAN, incluyendo a Estados Unidos.
- La normalización de relaciones con Yugoslavia, que prometía volver de su tácita alianza con Occidente hacia el Kominform.
- Una política sobre las nacionalidades que se oponía a la “rusificación” en las áreas recientemente anexadas del Oeste Ucraniano y los Estados Bálticos, junto al objetivo de recuperar, al menos, a algunos de los grupos nacionalistas en la emigración. Una política reformada de nacionalidades en otras áreas no rusas, incluyendo Georgia y Bielorrusia.
- Rehabilitaciones y compensaciones para aquellos injustamente condenados por los cuerpos jurídicos especiales (las troikas y las “Comisiones Especiales” del NKVD) durante los años 30 y 40. Bajo Beria este proceso se hubiera llevado a cabo de manera muy distinta de cómo se llevó a cabo bajo Khruschev, que rehabilitó a muchos que eran incuestionablemente culpables.

Algunas de las otras reformas de Beria fueron llevadas ampliamente a la práctica, incluyendo:

- Amnistía para un millón de prisioneros por crímenes contra el Estado.
- Poner término a la investigación del “Complot de Médicos”, junto al reconocimiento de que las acusaciones habían sido injustas, y el castigo a los funcionarios del NKVD involucrados, incluyendo la destitución de Kruglov, antiguo director del NKVD, del Comité Central. (11).
- Poner término a la autoridad de la “Comisión Especial” del NKVD para sentenciar a muerte o a largas penas de cárcel.
- En un movimiento no sólo contra el culto a Stalin, sino contra todo culto a todos los líderes en general, prohibir la exhibición de retratos de líderes en los grandes mítines festivos. Ésto fue anulado por los líderes del Partido poco después de la destitución de Beria.



Las actividades de Beria en pro de una reforma democrática

Oficialmente, Beria fue arrestado por los otros miembros del Politburó más algunos generales el 26 de Junio de 1953. Pero los detalles de esta supuesta detención son oscuros, y hay versiones contradictorias (12). En cualquier caso, durante el Pleno del Comité Central de Junio de 1953 dedicado a acusar a Beria de varios crímenes, Mikoyan declaraba:

“Cuando [ Beria ] hizo su presentación en la Plaza Roja sobre la tumba del camarada Stalin, le dije: “En tu discurso hay un párrafo en el que garantizas a cada ciudadano los derechos y libertades contemplados en la Constitución. Si en el discursod e un simple orador no hay frases vacías, en el discurso de un ministro político del interior, que es un programa de acción, deberás cumplirlo”. El me respondió: “Y lo cumpliré”.” (Beria 308-9, Mukhin 178).

Beria había dicho algo que alarmó a Mikoyan. Aparentemente, era el hecho de que en ese crucial discurso en la Plaza Roja, y haciendo referencia a la Constitución, Beria omitió toda referencia al Partido Comunista, hablando sólo sobre el Gobierno Soviético. Beria habló en segundo lugar, después de Malenkov, una demostración pública de que ahora era la segunda persona en el rango del Estado Soviético. Sus palabras habían sido éstas:

“Los trabajadores, los campesinos koljosianos, la intelligentsia puede trabajar pacíficamente y en confianza, sabiendo que el Gobierno Soviético garantizará diligente e incansablemente sus derechos, tal y como figuran en la Constitución de Stalin…De ahora en adelante la política del Gobierno Soviético será la política leninista y estalinista de mantenimiento y refuerzo de la paz…” (Beria, Discurso).

Mukhin sugiere posibles interpretaciones para este párrafo. La gente de la calle difícilmente entendería lo que Beria decía, pero para la Nomenclatura del Partido ésto era un buen navajazo. Beria pretendía llevar adelante el país sin Partido; por lo tanto, sin ellos. Prometía salvaguardar los derechos del pueblo, que no les concedía el Partido, sino... ¡una Constitución! (Mukhin, 179).

En este mismo Pleno de Junio de 1953 Khruschev dijo:

Recordemos como Rakosi [ líder comunista húngaro ] dijo “Me gustaría saber qué es lo que se decide en el Consejo de Ministros y qué es lo que se decide en el Comité Central, qué tipo de división debería existir…” Y Beria dijo tranquilamente: “¿Qué Comité Central? Que decida el Consejo de Ministros, y dejemos que el Comité Central se dedique a sus temas de cuadros y propaganda”. (Beria 91)

Más tarde, en el mismo Pleno Lazar Kaganovich abundó sobre el punto de Khruschev:

“El Partido es para nosotros lo más elevado. No debe permitirse a nadie hablar como lo hizo este sinvergüenza [ Beria ]: “el Comité Central [ para ] cuadros y propaganda, no para dirigir políticamente, no para dirigir toda la vida, como nosotros los bolcheviques la entendemos”.” (Beria 138).

Estos hombres parece que creyeron que Beria proyectaba sacar al Partido de su función de dirigir directamente el país. Era muy parecido a aquello por lo que Stalin y los suyos habían luchado durante las discusiones del borrador constitucional en los años 1935 a 1937. Se puede distinguir en el borrador del Programa del Partido de 1947 y en la reestructuración del Partido Bolchevique por parte de Stalin en el 19º Congreso y el subsiguiente Pleno del Comité Central unos pocos meses antes.

El hijo de Beria, Sergo, afirma que su padre y Stalin estaban de acuerdo en la necesidad de sacar al Partido de la dirección directa de la sociedad soviética:

“Las relaciones de mi padre con el Partido fueron complejas… Nunca ocultó sus relaciones con el aparato del Partido. Por ejemplo, directamente dijo a Khruschev y a Malenkov que el aparato del Partido corrompía a la gente. Era apropiado para los primeros tiempos, cuando el Estado Soviético acababa de formarse. Pero mi padre les preguntaba: “¿Quién necesita hoy a estos controladores?”
Tenía la misma clase de conversaciones con los directores de industrias y factorías a quienes, naturalmente, lo les interesaban en absoluto los inútiles del Comité Central.
Mi padre era igual de sincero con Stalin. Iósif Vissariónovich estaba de acuerdo es que el aparato del Partido se había liberado a sí mismo de responsabilidad en materias concretas y no ahcía nada sino charlar. Un año antes de su muerte, cuando Stalin presentó el nuevo diseño del Presidium del Comité Central, dio un discurso cuyo punto principal giraba en torno a la necesidad de encontrar nuevas formas de dirigir el país, dado que los antiguos modos no eran los mejores. Tuvo lugar una seria discusión, en torno a la actividad del Partido”. (Sergo Beria Moy Otets Lavrentii Beria)

La planeada reestructuración de Beria de las relaciones entre el Estado y el Partido hubiera sido probablemente muy popular entre los comunistas de base, por no hablar de la mayoría de ciudadanos soviéticos no militantes. Pero era una grave amenaza para la Nomenclatura.

Mukhin lo explica de esta manera:

“Beria no renunció a meter en la cabeza de la gente la idea de que el país debiera ser dirigido, en el centro y en la periferia, por los Soviets, tal y como la Constitución señalaba, y que el Partido debiera ser un órgano ideológico, que garantizara, a través de la propaganda, que con su ayuda, los diputados a los Soviets a todos los niveles serían comunistas. Beria propuso recuperar el espíritu de la Constitución en el pleno sentido del slogan “Todo el poder a los Soviets!”. Mientras Beria hubiera operado exclusivamente en la esfera ideológica, hubiera sido desagradable para la Nomenclatura, pero nada espantoso. Dado su poder, hubieran seleccionado delegados al Soviet Supremo, instruyéndoles a fin de que las ideas de Beria no se hubieran llevado a efecto. Pero si Beria no permitía a los Secretarios y al Comité Central las elecciones y la sesión del Soviet Supremo, ¿Qué tipo de decisiones podrían los diputados alcanzar?” (Ubiystvo 363-4)

Lógicamente, ésto enfrentaba a Beria con la mayoría de la Nomenclatura del Partido. (Ubyistvo 380). Khruschev era el representante de los intereses de ese grupo, o, por lo menos, de su fracción más grande y activa. Y Khruschev tenía un concepto muy diferente de la “democracia”. El famoso director de cine Mikhail Romm recordaba las palabras de Khruschev en eun encuentro con intelectuales:
“Desde luego, todos nosotros os hemos escuchado, y hemos hablado con vosotros. Pero, ¿quién decidirá? En nuestro país decide el pueblo. Y, ¿qué es el pueblo? Es el Partido. Y, ¿quién es el Partido? Pues nosotros. Nosotros somos el Partido. Esto significa que nosotros decidiremos. Yo decidiré. ¿Comprendido? (Alikhanov).

Como Mukhin indica:

“El Partido en tanto que organización de millones de comunistas, estaba acabado. El grupo de personas en la cumbre se convirtió en el Partido. (Mukhin Ubiystvo 494).



Las muertes de Stalin y Beria… y otras muertes

Junto a las misteriosas circunstancias de la muerte de Beria hay que sumar el considerable número de pruebas de que o bien se dejó que Stalin muriera en el suelo de su dacha tras sufrir una trombosis, o tal vez, fue envenenado. No tenemos tiempo ni espacio para resumir aquí esta cuestión

Sin embargo, no es necesario para nuestros propósitos. La amplia circulación y credibilidad entre rusos de toda orientación política demuestra que tanto la muerte de Stalin como la de Beria fueron muy beneficiosas para la Nomenclatura. Las pruebas son que tanto Beria como Stalin querían una perestroika comunista, una “reestrucuración” del poder político, y no del económico. Nada que ver con la superexplotación capitalista y el despellejamiento que el país ha sufrido bajo el nombre de “perestroika” desde los últimos años 80. Esas pruebas son independientes de otras que puedan demostrar que fueron asesinados.

El resultado inmediato de los fracasos de Stalin y Beria en sus intentos democratizadores fue dejar a la URSS en manos de la dirección del Partido. No llegó ninguna democracia obrera a la Unión Soviética. Los principales líderes del Partido continuaron monopolizando puestos importantes del estado y de la economía, convirtiéndose en un estrato parasitario, explotador, con marcado parecido a sus semejantes de las economías capitalistas.

En su sentido literal, este estrato disfruta hoy del poder, Gorbachov, Yeltsin, Putin y el resto de dirigentes de Rusia y los estados post-soviéticos son todos los antiguos miembros de la dirección del Partido. Durante largo tiempo explotaron a la ciudadanía soviética en su papel de super privilegiados funcionarios. Después, bajo Gorbachov, controlaron el proceso de privatización de la propiedad colectiva que pertenecía a la clase obrera de la URSS, empobreciendo de paso no sólo a los trabajadores, sino a la amplia clase media. Se le ha considerado la mayor expropiación de la historia (13). “La nomenklatura del Partido destruyó la Unión Soviética”. (Bivens & Bernstein; O’Meara; Williamson).
Para esconder su papel en las ejecuciones masivas de los años 30, su éxito en hacer fracasar los intentos estalinistas de democratización, su rechazo para llevar a cabo las reformas de Stalin y de Beria, y en resumen, su rechazo a democratizar la Unión Soviética. Khruschev y los principales líderes del Partido culparon a Stalin de todo, mintiendo sobre la existencia de serias conspiraciones en la URSS en los años 30, y tapando sus papeles protagonistas en las ejecuciones que siguieron.

El “discurso secreto” de Khruschov en 1956 fue el mayor golpe al movimiento comunista mundial de la historia. Dio alas a los anticomunistas de todo el mundo, que decidieron que por una vez había un líder comunista en quien confiar. Los documentos publicados desde el fin de la Unión Soviética afirman que cada una de las acusaciones contra Stalin eran mentiras. Esa evidencia nos lleva, a su vez, a preguntarnos por los motivos reales que llevaron a Khruschov a atacar a Stalin de esa manera. Los investigadores han demostrado ya que las acusaciones “oficiales” contra Beria citadas por Khruschev y los suyos o bien son falsas, o no se basan en ninguna prueba. Los muros de mentiras que rodean estos sucesos nos obligan a preguntarnos: ¿Qué estaba sucediendo en realidad? El presente ensayo sugiere unarespuesta.



Conclusiones e investigaciones pendientes

Dado que Stalin preveía la competencia de partidos políticos en su plan de elecciones abiertas, es lógico preguntarse: ¿Cuán democrático hubiera resultado ésto si Stalin hubiera llevado a cabo su plan? Las respuestas a las preguntas sobre la democracia tienen que comenzar con otra cuestión: ¿Qué significa “democracia”?

En países capitalistas industrializados “democracia” significa un sistema en el cual los partidos políticos compiten electoralmente, pero en el que todos están controlados por las elites, extremadamente ricas y autoritarias. Tampoco permite esa “democracia” que el capitalismo en sí mismo pueda ser “botado” del poder. Esta “democracia” es una creación y una técnica de la clase dirigente capitalista; en pocas palabras, es “falta de democracia”.

¿Pudieran haber funcionado en la URSS las elecciones abiertas de candidatos de ciudadanos y grupos de ciudadanos, dentro de los límites de aceptar la dirección de la clase obrera? ¿Pueden funcionar en alguna futura sociedad socialista? ¿Cuál es el papel de la “democracia representativa”, es decir de las elecciones, en una sociedad que persigue la abolición de las clases? Dado que lo recomendado en la Constitución de 1936 nunca se llevó a efecto en la URSS, nunca sabremos las fuerzas y debilidades de esa alternativa. Marx y Engels hicieron importantes deducciones sobre la naturaleza de la democracia proletaria, basándose en la Comuna de París. Es una desgracia que nunca tuviéramos una experiencia de elecciones abiertas en la Unión Soviética de la época de Stalin. Sin duda se hubieran dado avances y retrocesos, de los que podríamos haber aprendido mucho.

Los estudios motivados por el anticomunismo seguirán dando cierta vida al paradigma Khruschev/Guerra Fría/Stalin, paradigma viejo y falso, pero todavía no lo suficientemente desacreditado. Pero el proceso de reinterpretar la historia de la Unión Soviética a la luz de la avalancha de documentos soviéticos que fueron en su día secretos hace mucho que ah empezado en Rusia. Y tendrá lugar pronto en cualquier lugar. Un objetivo principal de este ensayo es introducir a otros en este planteamiento.

Hay un extremo que sorprenderá prácticamente a cualquier lector. Según el “culto a la personalidad”, y la adulación que rodeaba a Stalin, estamos condicionados a la idea de un Stalin como “dictador todopoderoso”. Esta mentira fundamental en el paradigma Khruschev/Guerra Fría, refutada por la investigación aquí reflejada, ha distorsionado totalmente nuestro conocimiento de la historia soviética. De hecho, Stalin nunca fue “todopoderoso”. Fue obstaculizado por los esfuerzos organizados de otros líderes del Partido. Nunca fue capaz de conseguir su meta de reformas constitucionales. Ni tampoco fue capaz de controlar a los Primeros Secretarios y al NKVD.

El “culto” disfrazaba las luchas políticas. Las transcriciones de los Plenos del Comité Central demuestran que aunque, a veces, los líderes bolcheviques estaban directamente en desacuerdo con Stalin, ésto ocurría muy escasamente. Las discusiones políticas no eran puestas en primer plano y dirimidas, sino que eran tratadas de otras maneras. Algunas de estas maneras eran informales, como se hizo en el caso de los Primeros Secretarios en Julio de 1937. Otras veces, el tratamiento eran los métodos policiales, al interpretarse el desacuerdo político como una oposición hostil.

Cualquiera que fuera el mecanismo, el resultado de ese “culto” fue un autoritarismo profundamente antidemocrático. Stalin parece ser uno de los pocos líderes soviéticos en haber comprendido ésto. A lo largo de su vida condenó ese “culto” en numerosas ocasiones (15). Pero, evidentemente, nunca comprendió en toda su extensión lo dañino que podía ser.

Las conclusiones aquí expuestas, basadas prácticamente en su totalidad en investigaciones ajenas, sugieren algunas áreas para otras investigaciones:

- ¿Qué forma puede tomar la “democracia” en una sociedad socialista que se ha puesto como objetivo evolucionar hacia una sociedad sin clases? ¿Hubiera funcionado el proyecto de la Constitución de 1936 tal y como Stalin lo preveía, a efectos de democratizar la Unión Soviética, y devolver al Partido Bolchevique su papel original de ser una organización de revolucionarios dedicados cuya tarea principal era llevar al país hacia el comunismo? ¿O tal vez este modelo incorporaba tantos del concepto burgués capitalista de “democracia” que hubiera dificultado, más que impulsado, la evolución de la URSS hacia el capitalismo?

- ¿Cuál es el papel más adecuado para el Partido Comunista en una sociedad de este tipo?

- ¿Cuáles son las formas de liderazgo compatibles con el reforzamiento democrático de la clase obrera? ¿Qué formas de liderazgo político (y económico) están en contradicción con estas metas?

Una vez que ponemos en cuestión si unas “elecciones” y un “gobierno representativo” son suficientes para que el Estado exprese de trabajadores y campesinos, podemos pensar que la Constitución de 1936, incluso si se hubiera llevado a la práctica, tampoco hubiera conseguido ésto. Ésto puede sugerirnos que la “solución” no pasa por hacer más fuerte al Estado y más débil al Partido, como parece que pensaban Stalin y Beria. Los marxistas creen que el Estado es siempre dirigido por una clase u otra, por lo que si una nueva clase dirigente surge de la elite del Partido, o de cualquier otro lugar de la sociedad, lo dirigirá y cambiará e estado para hacer esa dirección más efectiva. Y éso nos demuestra que la distinción Estado/Partido es artificial y falaz, y debe ser eliminada.

Los beneficios materiales de los altos funcionarios del Partido debieron jugar un importante, incluso decisivo, papel en el desarrollo del estrato llamado nomenklatura. Probablemente, la evidente intención de Stalin de impedir al Partido regir de forma directa el estado, devolviéndolo a “agitación y propaganda”, sugiere un conocimiento de esta contradicción por parte de Stalin, y tal vez de otros. ¿Hasta qué nivel fueron las amplias diferencias salariales para estimular la industrialización en la URSS? Si fueron esenciales, ¿fue un error permitir a los miembros del Partido acceder a privilegios materiales (altos salarios, viviendas especiales, tiendas especiales)? El contexto político en el que se toman estas decisiones, a finales de los años 20 y principios de los 30, necesita ser analizado más profundamente. Las discusiones, que por ahora no están disponibles, sobre el “salario máximo” del Partido, necesitan ser desveladas y estudiadas.

Zhukov y Mukhin creen que la táctica que atribuyen a Stalin y Beria, (la de apartar a los dirigentes del Partido de dirigir el Estado) fue, en efecto, la mejor ocasión de exhibir la degeneración del Partido. Como sugiero más arriba, tal vez la auténtica causa de la degeneración es la defensa de sus propios privilegios, y no la contradicción “rojo versus experto”, en sí misma.

Desde luego que los incentivos materiales fueron considerados necesarios, en primer lugar, para reclutar intelectuales expertos, pero burgueses, anticomunistas y anti-clase obrera, para ayudar a construir la base industrial de la URSS. A partir de esto, puede argumentarse que los salarios más altos fueron necesarios para animar a los técnicos expertos (incluyendo trabajadores expertos) a unirse al Partido Bolchevique, o para trabajar muy duro, en adversas condiciones laborales y vitales, a menudo poniendo en peligro la salud, y sacrificando la vida familiar. Partiendo de esto el amplio abanico de desigualdades, similares a las que se dan en el capitalismo, pudieron ser y fueron justificadas.

Tal vez Stalin y Beria creyeron que devolver al Partido a una función puramente política hubiera evitado la degeneración. Ya que su plan (en el caso de que fuera suyo) nunca se ejecutó, nunca podremos saberlo. Pero sospecho que la cuestión de los “incentivos materiales”, y la consecuente desigualdad económica, es la fundamental. En sus conversaciones con Félix Chuev, el viejo Molótov reflexionaba sobre la necesidad del igualitarismo, expresando su preocupación por el futuro del socialismo en la URSS, debido a la creciente desigualdad. Molótov no situaba las raíces de este desarrollo en los tiempos de Lenin ni de Stalin. De hecho, al igual que Stalin, era incapaz de mirar críticamente el legado de Lenin, aunque la necesidad de mantener y aumentar ciertas desigualdades de cara a aumentar la producción se remonta, al menos, hasta Lenin, e incluso al Marx de la Crítica al Programa de Gotha.

Las preguntas que nos hacemos reflejan inevitablemente y exponen nuestras preocupaciones políticas personales, y las mías no son ninguna excepción. Creo que la historia del Partido Bolchevique durante los años de Stalin, deformada por las mentiras anticomunistas y aún pendiente de ser escrita, tiene mucho que enseñar a las futuras generaciones. Los activistas políticos que busque en el pasado como guía, y los investigadores académicos con conciencia política, que creen que sus mejores contribuciones a un mundo mejor pueden ser aportadas del estudio de tales luchas del pasado, tienen una buena cantidad de cosas que aprender del legado de la Unión Soviética.

Como marinos medievales, guiados por mapas en los que había más imaginación que datos, hemos navegado erróneamente guiados por las historias oficiales de la URSS que son falsas en su mayoría. El proceso de descubrir la historia real del primer experimento socialista acaba de empezar. Como cualquier otro lector de este ensayo comprobará, creo que esto de una importancia inmensa para nuestro futuro.